Pandaraid (7): Marrakech-Essaouira.
Prácticamente 200 kms rectos. La carretera más aburrida por la que hemos circulado...
Salimos del fantástico hotel de Marrakech y partimos hacia Essaouira.No había perdida: todo recto. Prácticamente 200 kms rectos, ¡pero rectos de verdad! la carretera más aburrida por la que hemos circulado…
Arribamos con tiempo para el briefing y nos fuimos a comer pescado, que es una buena zona. Pero el restaurante que elegimos llevaba a rajatabla la máxima nacional («prisa mata, amigo») y llegamos al briefing por los pelos.
Hoy era la jornada final y consistía en un paseito por la espectácular y anchísima playa de Essaouira. ¿Paseíto?
Nos quedamos encallados en una zona de arenas gruesas. A sacar planchas, gato, ayuda de compañeros… nos dijeron que bajáramos aún más las presiones, lo hicimos. Conseguimos salir y fuimos corriendo al check point, volando porque lo cerraban. Pero la rueda delantera derecha iba sin presión ninguna y pasó lo que tenía que pasar: desllantamos. Gato en mano, sacar la rueda del techo, cambiarla… Juan sacó todo lo que llevaba dentro e hicimos un pit stop digno de la F1.
Llegamos al check poin al final de la playa y nos reagrupamos todos. Quedaba la vuelta por tandas, con los coches en paralelo en ese espectacular paraje. Se quedaban coches atascados pero todos se ayudaban, había risas, abrazos, mutitud de fotos; era una auténtica fiesta. Foto final con todos los coches mirando hacia la isla de Mogador y bengalas encendidas. Un momento emocionante y emotivo.
Por la noche entrega de premios, risas, copas, despedidas y un poquito de juerga para culminar una semana de emociones intensas.
Nos quedamos con los parajes visitados, las amistades realizadas, un país descubierto de la mejor manera posible y la sensación de haber ayudado un poquito en algunas escuelas. Marruecos es un país de contrastes, en el que te puedes encontrar un paisaje alpino para al día siguiente estar pisando enormes dunas. Pero hay una constante en todo el territorio: la afabilidad y cercanía de sus gentes.
Todo esto y más, mucho más, es lo que nos llevamos con nosotros y que perdurará para siempre. Por todo esto es por lo que habíamos venido…
dar las gracias a la organización por las facilidades prestadas, especialmente a Cristina y David «Dedogordo»; también a Mónica y Aisha, del equipo médico, por cuidar tan bien de nosotros.
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