¡Pasajeros al tren! 3 líneas de ferrocarril para los más nostálgicos.
Súbete a uno de los trenes antiguos que han rescatado en España para experimentar cómo eran los viajes de antaño, donde el camino era igual de importante que el destino.
Si eres un amante del tren y echas de menos los viajes de antaño, en los que se disfrutaba del camino tanto como del destino, te proponemos 3 líneas de ferrocarril que han sido rescatadas del olvido para transportar a los viajeros a otras épocas mientras se disfruta del paisaje con calma y en todo su esplendor.
Los nuevos tiempos nos llevan a ir con prisas a todas partes y, aunque el progreso haya sido acortar el tiempo de los desplazamientos, lo cierto es que hemos perdido la capacidad de disfrutar del camino. Sin darnos cuenta, aparecemos en nuestro destino por arte de magia, ignorando los pueblos, los paisajes y las historias que quedan atrás, y que realmente son necesarios para entender adónde vamos.
Viajar en tren tiene un encanto especial, sobre todo si lo hacemos en los trenes antiguos, con sus peculiares sonidos, decoración, ambiente… y una lentitud deliciosa, que nos permite disfrutar del paisaje y hacer buenos compañeros de viaje. Además, su paso por lugares inaccesibles para otros medios de transporte nos regala postales únicas, que nos hablan del patrimonio natural y cultural de la zona.
Te proponemos tres de los trenes de antaño que se han recuperado para que puedas seguir disfrutando del camino hacia tu destino. Uno de ellos es el Tren Río Eresma, que realiza su trayecto de Madrid a Segovia, regalando a los pasajeros los paisajes de la Sierra de Guadarrama mientras escuchan la música de los dulzaineros. Otro es el Tren dels Llacs, que recorre una antigua línea ferroviaria de Lleida hasta La Pobla de Segur con sus originales locomotoras diesel conocidas como “ye-yés”. El tercero es El Canfranero, que une las localidades de Sabiñánigo, Jaca y Canfranc, ofreciendo magníficas estampas del Pirineo de Huesca.
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Tren dels Llacs (Lleida)
Una buena manera de conocer la provincia de Lleida es a bordo del histórico Tren dels Llacs, que recorre una antigua línea ferroviaria, cuyo origen se remonta a 1924, desde la ciudad de Lleida hasta La Pobla de Segur. Las locomotoras diesel conocidas como “ye-yés” remolcan cinco vagones de época, con cafetería y furgón postal, transportando a los viajeros a otros tiempos. También hay animaciones y una degustación gastronómica. El otro punto fuerte del viaje es el paisaje. La ruta, de casi dos horas, discurre por las comarcas del Segrià, La Noguera y El Pallars Jussà, siguiendo el curso de los ríos Segre y Noguera Pallaresa. Primero se ven campos de cereales, frutales y huertas, luego el relieve te sorprende con los lagos y montañas del Prepirineo. Aprovecha la nueva temporada del Tren dels Llacs (abril – octubre) para descubrir las tierras de Lleida teniendo como base uno de los hoteles con encanto de la provincia.
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Tren Río Eresma (Madrid – Segovia)
Azules con bandas amarillas eran los trenes regionales y de cercanías que recorrían España en los 70 y 80, y que desde el año 2012 la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid ha recuperado para llevar a los visitantes desde la capital a la ciudad de Segovia. Acomodados en los asientos de skay del Tren Río Eresma, nos atiende un revisor vestido de época, y los guías explican su historia y características. Un grupo de dulzaineros amenizan el trayecto mientras contemplamos por las ventanillas los paisajes de la Sierra de Guadarrama, hasta que divisamos Segovia, abrazada por el río Eresma. Esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad presume de tener un importante patrimonio monumental, presidido por el Acueducto, la Catedral y el Alcázar. A la hora de comer, no hay que dejar de probar su famoso cochinillo asado, y para descansar nada mejor que el Hotel Palacio San Facundo, en pleno centro histórico.
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El Canfranero (Huesca)
Otro convoy que se apunta al placer de viajar por viajar es El Canfranero, un tren de principios del siglo XX que une las localidades de Sabiñánigo, Jaca y Canfranc. En el interior del Tren Azul se vive el ambiente de los años 40, con su coche restaurante, coches cama y estafeta de correos, sin olvidar las azafatas de época y la gastronomía de la zona. Las vías atraviesan las comarcas del Alto Gállego y La Jacetania, regalando al pasajero magníficas estampas del Pirineo de Huesca, pasando además por varios túneles y viaductos como el de Cenarbe. En Canfranc se realiza una visita guiada por su emblemática estación internacional, todo un referente histórico-ferroviario en nuestro país. Y aquí no acaba todo, puesto que el Canfranero hace el viaje de vuelta parando en Jaca, donde hay tiempo para comer y visitar sus principales monumentos, como la Catedral, la Ciudadela o la Iglesia del Carmen. ¿Con ganas de más? Prolonga la experiencia alojándote en hoteles con encanto como el Barosse o Posada de Liena, y descubre más rincones de la provincia de Huesca.