Vida entre volcanes 10 Planes para disfrutar de Lanzarote, la isla canaria más volcánica.
Lanzarote es un destino ideal para los que quieren disfrutar del buen tiempo, la tranquilidad, la playa, los volcanes, los pueblos con encanto y la obra de César Manrique.
Las Islas Canarias son todas de origen volcánico, pero si hay una que lleva esta condición a su máxima expresión, ésa es Lanzarote. Con un paisaje indómito de volcanes, lavas y cenizas, el viento, rey en este territorio, parece querer imprimir en el paisaje las palabras silencio, calma, soledad o destierro. Un destino ideal para los que quieren disfrutar del buen tiempo, la tranquilidad, la playa, los volcanes, los pueblos con encanto y la obra del arquitecto y artista lanzaroteño César Manrique.
Para conocer la naturaleza y la realidad de la historia reciente de Lanzarote hay que visitar el Parque Nacional de Timanfaya y sus alrededores, escenario de las erupciones volcánicas del siglo XVIII y, en menor medida, del siglo XIX. Las lavas y las cenizas cubrieron buena parte del suroeste de la isla y sus habitantes tuvieron que ingeniárselas para dotar de vida esta zona, después de arrasar sus campos de cereales. Un buen ejemplo es el Parque Natural de La Geria, convertido en la zona vitivinícola por excelencia de la isla, con su singular sistema de cultivo de la vid, enterrada en hoyos de cenizas, rodeadas por muros de piedra para protegerlas del viento.
El recorrido por la isla está marcado por el color oscuro del paisaje, el blanco de los pueblos y el agua del mar. La Villa de Teguise, antigua capital de Lanzarote, está declarada conjunto histórico-artístico y conserva el encanto colonial como si el tiempo no hubiera pasado por ella. Otros pueblos con encanto son Yaiza, Uga, Tinajo o Femés. En la costa hay que comer pescado fresco y darse un chapuzón en algunas de sus playas. Las más famosas son las calas de Papagayo.
En el ámbito cultural, artístico y arquitectónico hay un nombre que resuena sin cesar: César Manrique. El artista lanzaroteño, comprometido con su tierra y la protección del medioambiente, creó magníficas obras de arte que guardan la armonía con el entorno de una forma que él sólo supo hacer. Destacan los Jameos del Agua, la Cueva de los Verdes, el Mirador del Río o el Jardín del Cactus.
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Timanfaya a lomos de un dromedario
Timanfaya es el único Parque Nacional de España eminentemente geológico, fruto de las erupciones que en los siglos XVIII y XIX cubrieron de lavas y cenizas el suroeste de Lanzarote. Disfruta de un recorrido en autobús contemplando este paisaje indómito, en el que sobresalen edificios volcánicos como el Macizo de Timanfaya. También puedes realizar un paseo a lomos de un dromedario y asistir a los famosos géiseres, debido al calor que todavía mantiene el subsuelo.
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Enoturismo en La Geria
Otro de los paisajes característicos de Lanzarote es La Geria, una zona cubierta de cenizas que ha sido dedicada a los viñedos. Lo más singular es el estilo utilizado: hoyos donde la vid queda prácticamente enterrada, y muros circulares de piedra seca para protegerlas del viento. La mejor forma de conocer el vino de la isla, es contemplar este paisaje haciendo paradas en algunas de sus bodegas para degustar vinos, especialmente malvasía.
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Aire colonial en la Ville Teguise
Fundada por los conquistadores normandos, la Villa de Teguise fue la capital de Lanzarote desde la primera mitad del siglo XV hasta la segunda mitad del siglo XIX. Como apenas ha sufrido grandes variaciones desde entonces, la villa alberga todo el sabor colonial de antaño y está declarada conjunto histórico-artístico. Es una delicia pasear por sus calles empedradas calles y visitar sus monumentos: la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, el Palacio Spínola, el Convento de San Francisco o el cercano Castillo de Guanapay.
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Siguiendo la pista a César Manrique
Lanzarote no se entiende sin César Manrique. El artista lanzaroteño, conocido como “el arquitecto del paisaje”, supo combinar su obra con el paisaje volcánico y el respeto al medio ambiente. La mayoría de los espacios emblemáticos de la isla tienen su sello, como los Jameos del Agua, la Cueva de los Verdes, el Mirador del Río, el Jardín del Cactus, la ruta de los volcanes de Timanfaya o su propia casa y taller en Tahíche. ¡No te los pierdas!
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Fusión de mar y vulcanismo
El vulcanismo y el mar crean espectáculos naturales sorprendentes y en Lanzarote podemos ver algunos. En la costa suroeste de la isla, una vez pasadas las Salinas de Janubio, encontrarás Los Hervideros. Aquí el mar accede por los pasadizos que se formaron en el recorrido de la lava y se puede ver cómo salta el agua. Un poco más al norte, en el pueblo de El Golfo hay un bello ejemplo de hidrovulcanismo, un volcán que entró en erupción junto al mar, dando lugar a un cráter en forma de anfiteatro en cuyo interior emergió una pequeña laguna, conocida como Laguna Verde.
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Pueblos blancos de Lanzarote
El urbanismo de Lanzarote es, en su mayoría, respetuoso con el paisaje. Hombre y naturaleza parecen ir de la mano, y todos sus pueblos se caracterizan por sus casas bajas y encaladas. En la zona norte, algo más verde, después de atravesar un valle de palmeras, se alcanza el pueblo de Haría. En el centro destaca Tinajo y en el sur, Yaiza, Uga y Femés, conocido este último por ser el lugar donde se ambienta la novela Mararía del escritor canario Rafael de Arozarena.
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Calas de Papagayo
El buen tiempo, y un mar generalmente en calma, invita a disfrutar de las playas de Lanzarote. Las más bonitas son las calas de Papagayo, en el extremo sureste de la isla. Se trata de un conjunto de seis calas de arena blanca separadas entre sí por altos promontorios, que forman parte del Monumento Natural de los Ajaches. Para llegar hasta ellas hay que transitar por un traqueteante camino de tierra y piedras, pero vale la pena. Destaca playa Mujeres, Caleta del Congrio y, especialmente, El Papagayo.
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Respiro urbano en Arrecife
La capital actual es Arrecife, el único lugar de Lanzarote que te hará sentir que estás en una ciudad, pequeña, pero ciudad. El casco histórico ofrece rincones sorprendentes como el Castillo de San Gabriel, situado en un islote y conectado a la costa mediante un puente levadizo; o el Charco de San Ginés, una lengua de mar que se introduce en la ciudad creando una pequeña bahía, rodeada de casas de pescadores. También hay que visitar la iglesia de San Ginés, del siglo XVI.
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Mucho más que papas con mojo
En Lanzarote podrás saborear la sencilla pero sabrosa gastronomía canaria, así como platos típicos de la isla. Entre otros, la carne de cabra, los quesos conejeros, el sancocho o los tollos. En los pueblos de costa no hay excusa para disfrutar de un buen pescado y marisco fresco, como las viejas, las morenas, los bocinegros o las lapas. Todo eso sin olvidar las papas arrugadas y el gofio. Y para beber, nada mejor que un vino de Denominación de Origen Lanzarote, destacando el vino de malvasía.
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Apartamentos B&B Buenavista Lanzarote Country
Lo que fue un antiguo almacén rural en el sur de Lanzarote hoy se ha convertido en un alojamiento exclusivo e íntimo, mimetizado en el singular paisaje volcánico de La Geria, la zona vitivinícola por excelencia de la isla. Cerca del Parque Nacional de Timanfaya, esta finca ecológica cuenta con dos espectaculares suites abiertas al paisaje gracias a sus grandes ventanales, diseñadas por el arquitecto Néstor Pérez Batista, residente ahora en Berlín. Aquí el agua se recicla, se emplea energía solar y se consumen productos caseros y de proximidad. Disfruta de una estancia única en los Apartamentos B&B Buenavista Lanzarote Country y conoce la isla más volcánica de Canarias.