Los volantes de Balenciaga.

La colección de primavera y verano de Balenciaga exige ser degustada y disfrutada despacio, sin desperdiciar ni un movimiento, un tejido ni una textura porque es uno de los últimos trabajos de Nicholas Ghesquière para Balenciaga; el que fuera considerado salvador de la firma se despidió de ella en diciembre de 2012 con una colección de primavera y verano de guiño absoluto a su origen español.

Nicholas Ghesquière convierte las faldas asimétricas y de volantes en el centro de sus propuestas mostrando a una mujer elegante y atrevida que se esconde tras las vueltas y revueltas de los tejidos con los que se cubre. Pero no es sólo en los volantes donde Nicholas hace un guiño al ser español y guipuzcoano de Balenciaga, también en el patronaje y confección de cada prenda porque se ajusta como nadie y como nunca a la filosofía del modisto español: ‘Un buen modisto debe ser: arquitecto para los patrones, escultor para la forma, pintor para los dibujos, músico para la armonía y filósofo para la medida’.

Kristin Kragh Liljegren, Sam Rollinson y Kremi Otashliyska lucen, frente al objetivo del legendario fotógrafo Steven Meisel, lucen la primavera y el verano que vienen según Ghesquière para Balenciaga y lo hacen en blanco y negro cediendo, en la campaña, el protagonismo a los cortes del tejido y sus volúmenes, dejando el brillo y la luz del color para la pasarela y sus desfiles.

Veremos cómo y con qué nos sorprende Ghesquière de aquí en adelante lejos de Balenciga, y Alexander Wang como nuevo director creativo de una firma que agonizaba allá por 1997 cuando los 25 escasos años de Ghesquière asumían el reto de convertirla en lo que es hoy.