Descarado y seductor en Prada.

Rompedor y seguro de sí mismo ¿eres así? entonces eres de Prada.

Ocurrió en Nueva York en noviembre de 2013, ella Annie Leibovitz y ante su objetivo él, Dane DeHaan, vestido por Prada… El idilio fue irremediable y su consecuencia -porque igual que no hay guerra sin parte de daños, no hay idilio sin consecuencias- una campaña de primavera en la que la solvencia y el descaro masculinos toman cuerpo.

El brillo de la primavera se pinta en los estampados más que en el color que tiende al mate e incluso a lo discreto sabiendo que hablamos de Prada; la discreción se rompe además en camisas de prints impensables combinadas con chaquetas sastre que dejan la elegancia clásica atrás y adquieren cierto tono informal en su corte y, sobre todo, en el modo de lucirlas que muestra Dane y capta Annie.

Si hay algo de cierto -y cabe que haya en realidad mucho- en aquello de que puestos a ser, mejor ser uno mismo, Prada es siempre una buena opción porque Prada es. Y es inconfundible, su esencia envuelve siempre sus colecciones que acaban por resultar siempre nuevas, sorprendentes y rompedoras, cabe que sea porque esa es la esencia misma de Prada.

La cuestión es, como diría Shakespeare, ¿y tú? ¿eres o no eres? y, si eres, ¿eres Prada o eres… uno más?

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Vestir

Un escaparate lleno de prendas que nos gustan a rabiar. También, avance de los diseños que vendrán, sólo vistos, de momento, en pasarelas, catálogos y showrooms.

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