Maje y el otro lado del romanticismo.

Los encajes, el macramé y el blanco predominan en una colección urbanita y personal.

Por mucho que la mujer actual sea el principal objetivo, una firma que debe su nombre a la unión de las iniciales de los seres más queridos de su creadora no podía dejar de lado, bajo ningún concepto, el lado más romántico de la moda. Mujeres activas que surgen de la combinación entre el lujo y el mercado de masas para sobrevivir al día a día impecables, cómodas, femeninas pero sin tener que renunciar a sus sentimientos. Es así como Judith Milgrom decidió crear en 1998 prendas de espíritu sutilmente actual con detalles de tendencias. El mismo que en pleno siglo XXI continúa arrasando en el sector.

Para la próxima primavera-verano el lookbook de la firma rescata una vez más las siluetas decididamente sobrias, glamurosas y atrevidas con un guiño, en ocasiones, a la pureza e inocencia de sus formas gracias al encaje y al blanco como máximos pretagonistas. Los escotes pronunciados y en forma de uve, bien por superposicones de tejidos o patrones simples, destacan sobre blusas y kimonos que utilizan este tono como lienzo para acompañarlo de estampados florales, encargados de dotar de personalidad, junto a los pequeños bordados, a las piezas. Las faldas con vuelo, en formato mini o midi, se llevan con cinturas marcadas, mientras que el ante predomina sobre vestidos cortos que hacen de los flecos, también incluidos en jerséis y decoloridos, y las perforaciones su sello distintivo.

El macramé de algodón, presente en algunos vestidos y crop-tops, es otro de los encargados de representar una colección que hará del próximo verano algo romántico, ligero, refrescante y 100% urbano… Como lo son cada una de las creaciones de Judith Milgrom.

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Vestir

Un escaparate lleno de prendas que nos gustan a rabiar. También, avance de los diseños que vendrán, sólo vistos, de momento, en pasarelas, catálogos y showrooms.

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