Había una vez…
...un circo, que alegraba siempre el corazón.
«…un circo, que alegraba siempre el corazón».
Ilusión, emoción, magia, música, baile, espectáculo… todo eso es el circo a los ojos de los más pequeños y también a los nuestros que, junto a ellos, volvemos a ser de nuevo el niño que un día miraba ojiplático al mago y los payasos en la pista central, bajo la carpa.
Dior toma el mundo, en un entorno natural de campo y cielo, por carpa de circo y frente al telón, los más pequeños comienzan el espectáculo al toque de trompeta de una maestra de ceremonias, tan elegante en su vestido beige y bailarinas con pulsera al tobillo, como cómoda en su papel. Y a partir de entonces se suceden las actuaciones de divertimento y magia.
Las niñas en vestidos monocromáticos o bicolor combinados con las elegantemente cómodas bailarinas, rojos, azules, morados, blancos, beige… y un sinfín de paraguas y palabras para adornar su presencia y actuación ante el telón y frente a su público.
Los niños con chistera y varita mágica, enfundados en americanas que los convierten en magos por un momento o un día entero; vaqueros, shorts… en grises, beige y marino, cómodos y dispuestos a la aventura siempre en zapatillas.
Un reloj al que le marcan la hora, tambores, sillas y escaleras… imaginación y sueños, ilusiones y juegos… una función de circo con todo el encanto de los titiriteros y los magos, acróbatas, trapecistas, bailarines y payasos… los protagonistas siempre los niños y más si cabe luciendo de Dior y como insustituibles actores de su función arrancándonos un recuerdo, una sonrisa y una melodía… «es magistral, sensacional, pasen a ver el circo».