Moschino. Cuando la moda es un pack.
Consumo para lucir sin olor a patatas fritas. Una colección desfachatada, que se ríe de la sociedad actual.
A veces parece como que los ´80 fueron la última gran época en que nos divertimos. Que los pelos encardados y lacados hasta el techo, los colores, hombreras, música y tantas miles de banalidades, nos han calado hondo. Que hoy vuelven de manera reciclada, como se ve en la nueva campaña de Moschino para su colección otoño/invierno 2014. Y es que los adolescentes de los ´80 y ´90, hoy, pasamos los 40. Algunos con más dignidad que otros. Somos los que estamos al frente de las compañías y, en la moda, también se nota.
Y como ya no estamos para andar saltando desaforados bajo esas hombreras marcianas que lucíamos, sólo nos queda reciclarnos. Porque a los 40 ya no somos adultos, somos nuestra propia remake vital.
Ahora si unimos esto a la estridencia natural de Moschino, que no deja de provocar, la lógica está en el consumismo con cierto toque nostoalgioso de esos años dorados. Como los arcos de McDonald´s, el no va más de los emblemas del consumo.
Did Somebody say McDonald´s? Sí y en la misma frase que Moschino. Su nueva colección nos viste de packs de hamburguesas, aunque por supuesto, todo muy chic. Y cómo íbamos hablar de la década post modernísima sin rendirle tributo a la mismísima Linda Evangelista que nos hizo comprar todo tipo de productos con tal de emularla. Porque había que ser ella. Era imperativo.
Y este molotov se termina de completar con Steven Meisel, el fotógrafo que hizo ni más ni menos que «Sex», el libro de Madonna que sonrojó a más de uno, pero bien que agotó sus existencias en minutos.
Madonna, Linda Evangelista, Moschino, los arcos de McDonald´s, Meisel… ¿quién falta? El consumismo. Y el reclamo, que ya estamos en el 2000 y pico y los años se nos pasan volando.
Un grito rebelde de despecho del Director Creativo de Moschino, Jeremy Scott, es esta colección que nos convierte en packs retratados por un artista de la moda. Sí, niño mimado de la Wintour de Vogue, pero el chico también es conocido por criticar con su obturador lo que las palabras no le expresan debidamente.
La Evangelista no es la única diosa de la campaña. También aparecen Stella Tennant, Carolyn Murphy, Saskia Debraw, Karen Elson and Raquel Zimmerman con sus modelos más casuales en jean y pieles, además de algunos más sofisticados con Budweiser y otras marcas en sus tejidos.
Consumo para lucir sin olor a patatas fritas. Una colección desfachatada, riéndose de los actual. Poseer emblemas «capitalistas» y convertirlos en icono absoluto del descaro y lo snob irreverente. Un consumo «porque puedo y mira cómo me río de ello». Porque tenemos más de 40 y tenemos que encontrar nuestra identidad ruidosa. Déjame ser rebelde, que en los ´80 yo ya lo era.
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