Cristina Piña, color y delicadeza.
La diseñadora se ha inspirado en la tradición ceramista para crear su nueva colección.
Los azulejos son verdaderas obras de arte a tamaño reducido. Sus colores, cada uno de sus trazos, sombras y líneas consiguen crear en tan solo unos centímetros cuadrados una ventana al mundo que embelesa con solo dedicarles una fugaz mirada.
Cristina Piña se ha dejado cautivar por la sugerente tradición ceramista con la que cuenta la ciudad manchega de Talavera de la Reina. Y lo ha hecho transmitiendo todo su encanto a sus nuevas propuestas para la próxima temporada otoño invierno, en la que consigue crear un universo de color y delicadeza muy femenino.
El blanco, el amarillo y el azul se convierten en los nuevos básicos de Origen, la elegante colección de la diseñadora. Para conseguir este resultado, Cristina Piña ha jugado con las formas más simples, decorando cada prenda con detalles muy especiales como piezas cerámicas que se han elaborado en el taller de San Ginés.
Estas siluetas esmaltadas con color blanco, engarzadas a la ropa con metal dorado, tienen forma de astas de venado, hojas y helechos, a modo casi de collares integrados en cada prenda. Los abrigos, faldas y vestidos están hechos de materiales como la lana, la organza, el tul, el encaje y el terciopelo. Tejidos sensuales y a la vez sofisticados que ofrecen mil y una combinaciones.
Cristina Piña ha creado su particular universo de tela, lleno de color, expresividad e ingenio. La puerta está abierta, ¿te animas a descubrirlo?.
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