Una decena de razones para seguir amando a Gene Kelly.
Recordamos a Gene Kelly en el vigésimo aniversario de su último baile.
Hace 20 años que Gene Kelly cambio el escenario de su baile. Han pasado dos décadas desde que el año 1996 vio marchar al hijo del vendedor de fonógrafos. Ni siquiera habíamos cambiado de siglo, y ya dejábamos marcas de lo que no tendríamos en el siguiente. No estarían Astaire ni Kelly, los más grandes, los mejores bailarines que ha dado el cine. Se iba una leyenda del cine, el hombre que había cambiado el musical, llevándolo a un nuevo sentido con Un Americano en París y Cantando bajo la Lluvia. Bailó Gene Kelly, y ya nada volvió a ser lo mismo.
Así que no podemos olvidarle. Hay que seguir amando a Gene Kelly, hay que volver a tararear Singing in the rain en cuanto caigan tres gotas, hay que volver a ver Brigadoon, Les Girls, Las Modelos, Un día en Nueva York… hay que seguir admirando a este bailarín prodigioso, del que nunca nos deberíamos cansar. Hay que verle incluso cuando no baila, en La Herencia del Viento, o cuando baila sin que parezca que está bailando, como en Los Tres Mosqueteros, probablemente el mejor D’Artagnan que nos ha dado el séptimo arte. Hay que verle incluso cuando no le vemos, dirigiendo a James Stewart y Henry Fonda (ahí es nada) en El Club Social de Cheyenne o a Barbra Streisand en Hello Dolly!.
Y es que Kelly era mucho Kelly haciendo de todo en el cine. No en vano, su único Oscar lo consiguió en 1951, el mismo año que Un americano en París conseguía 6 estatuillas, incluido el premio a la mejor película, al reconocerle la Academia de Hollywwod su versatilidad como actor, cantante, director y coreógrafo, además de por su contribución al género del musical. Hacía de todo, y lo hacía bien, muy bien. Por eso, y por mucho que pasen veinte años más, seguiremos buscando razones para seguir amando a Gene Kelly.
Las Modelos, 1944
Gene Kelly comienza a mostrar sus cartas a Hollywood con este musical protagonizado junto Rita Hayworth y que contiene una espectacular escena de baile de Kelly con… su conciencia
Levando Anclas, 1945
Primera colaboración con un jovencísimo Frank Sinatra y baile mítico con unos inesperados compañeros de baile, Tom y Jerry, los personajes de dibujos animados.
Los Tres Mosqueteros, 1948
Décadas antes de que ni siquiera se imaginara el concepto de coreografía para una lucha, décadas antes del cine de Hong Kong, Gene Kelly trata los duelos a espada de los mosqueteros como números de baile. Una delicia, vamos.
Un día en Nueva York, 1949
Repite de marinero y con Frank Sinatra, y de paso, otra revolución: hacer a la ciudad de Nueva York otra protagonista más del musical, sacándolo a la calle. Divertida, no, lo siguiente.
Un Americano en París, 1951
Deliciosa obra maestra del musical y por extensión, del cine norteamericano. Por sí sola justificaría elevar a Gene Kelly a la categoría de genio., así que si tenemos en cuenta cual sería la siguiente película del artista…
Cantando bajo la lluvia, 1952
Indiscutible número uno de cualquier lista de mejores musicales de la historia del cine, e incluso de mejor película para no pocos. Todo en ella es alegría, color, música. Hay que verla, y verla, y verla.
Brigadoon, 1954
Gene Kelly vuelve a bailar con Cyd Charisse, y le vuelve a dirigir Vincent Minnelli, y asistimos de nuevo al espectáculo de un cine que se ha perdido quizás porque nadie es capaz de volver a hacer películas así.
Invitación a la danza, 1956
Nadie habla o canta en Invitación a la danza. Todo es música y baile en esta película experimental que Gene Kelly encaró como un proyecto personal que no tuvo éxito comercial pero que ha quedado como una muestra de todo el arte que llevaba dentro Kelly.
La Herencia del Viento, 1960
Terminada la Edad de Oro del musical, Gene Kelly actúa en este peliculón de Kramer donde no desentona en absoluto con dos monstruos de la interpretación como Spencer TRacy y Fredric March. Y sin bailar.
El club social de Cheyenne, 1970
El polifacético Kelly también era capaz de dirigir películas sin números de baile, como demostró llevando la batuta de esta divertida comedia del oeste protagonizada por nada más ni nada menos que Henry Fonda y James Stewart.