Sin hijos.

Desde que Gabriel (Diego Peretti) se separó hace unos años, el único amor que existe en su vida es su hija de ocho años, Sofía (Guadalupe Manent), con la que pasa todo el tiempo que le permite su trabajo en una tienda de instrumentos musicales. Pero su determinación de no tener más relaciones se va al traste cuando se reencuentra con Vicky (Maribel Verdú), un viejo amor de juventud, que se ha convertido en una atractiva mujer llena de vitalidad, independiente y resolutiva. La mujer perfecta para Gabriel, si no fuera porque… odia a los niños.

La comedias «con niño», desde aquellos lejanos tiempos en los que a Chaplin le dio por incluir a Jackie Coogan en El Chico, se cuentan por centenares. Las hay buenas, las hay malas, las hay inolvidables y las hay que mejor no acercarse. Las buenas y las inolvidables comparten un secreto para serlo, además de una mínima base en cuanto a la calidad del guión y otros elementos: el actor infantil. Si eso funciona, si nos llega al alma en las tres primeras escenas, lo demás nos da ya un poco lo mismo, y nos enganchamos al personaje como los políticos a los puestos de gobierno. Es el caso de Sin Hijos, donde aparte del buen hacer del director, de Peretti y de nuestra Verdú, Guadalupe Manent se hace con el mando de la película y nos lleva del principio al final pendientes de sus ocurrencias.

Imprescindible para los amantes de las películas con niño (que no infantiles), y de todos aquellos que sufren o padecen eso de la «nueva familia». Lo mismo se sorprenden en alguna escena asintiendo con la cabeza y diciendo para adentro «lo ha clavado».

Título original: Sin hijos
Año: 2015
Duración: 100 min.
País: Argentina
Director: Ariel Winograd
Guión: Mariano Vera, Pablo Solarz
Música: Darío Eskenazi
Fotografía: Félix Monti
Reparto: Diego Peretti, Maribel Verdú, Horacio Fontova, Guadalupe Manent, Guillermo Arengo, Martín Piroyansky, Marina Bellati, Pablo Rago