Que nos cuenten un cuento.
Que nos digan que, a pesar de los monstruos, esta noche dormiremos a salvo.
Que nos cuenten un cuento. Que nos digan que, a pesar de los monstruos que sin lugar a dudas están tras la ropa colgada del armario, esta noche dormiremos a salvo. Que nos dejen ser niños y que los sueños nos cuiden. Que nos cuenten un cuento, que nos brillen los ojos y los sueños sean alas que nos dejen volar.
Malos son los tiempos en los que casi necesitamos tanto respuestas como soluciones. Y sin embargo, nunca nos gustará ni recordaremos tanto un cuento como cuando nos salve del miedo. Nada ha cambiado desde un grupo de hombres contando historias alrededor de un fuego. Ahora hay pantallas. Ahora el cine es la hoguera.
Y a veces nos cuentan un cuento como Bestias del Sur Salvaje. Cuentos que nos dicen que estamos a salvo aunque afuera esté oscuro. Puede que toda generación necesite su Principito, en este caso encarnado en una niña de 6 años, Hushpuppy, que vive con su padre en un lugar donde el mundo no es precisamente un paraíso, y se enfrenta a ese mundo, al miedo y a la desesperanza de una peculiar manera. La actriz Quvenzhané Wallis hace de ella una heroína tan creible como entrañable para protagonizar este cuento de hadas sin hadas pero con muchos sueños dentro.
No es mala idea acercarse al cine antes de que Bestias del Sur Salvaje compita en los Oscar, donde está nominada a mejor película, mejor director, Benh Zeitlin, guión adaptado y actriz protagonista. Teniendo en cuenta su origen como producción independiente, y que es el debut como director de Zeitlin, quizás asistamos a un cuento con final feliz estatuillas del tío Oscar en mano.