Perdida.
Un hombre se pregunta que es lo que piensa su mujer. Él se llama Nick y su mujer, Amy. Una pregunta sencilla, casi banal. Pero hasta las preguntas más sencillas pueden ocultar las respuestas más complejas, dependiendo del momento en que se haga o del miedo a la respuesta.
“¿En qué estás pensando, Amy?” La pregunta que más a menudo he repetido durante nuestro matrimonio, si bien nunca en voz alta, nunca a la única persona que habría podido responderla. Supongo que son preguntas que se ciernen como nubes de tormenta sobre todos los matrimonios: “¿Qué estás pensando? ¿Qué es lo que sientes? ¿Quién eres? ¿Qué nos hemos hecho el uno al otro? ¿Qué nos haremos?”.
Perdida, la nueva película de David Fincher, es la historia de una respuesta a esas preguntas que se hace Nick sobre los pensamientos de su mujer, sobre lo que se han hecho, sobre lo que se harán. Sobre porque su historia de amor casi perfecta se ha vuelto una casi perfecta historia de desamor. Perdida es la adaptación cinematográfica del último de los Best Sellers de Gillian Flynn, que desplazó ni más ni menos que a 50 sombras de Grey del número uno de ventas en los Estados Unidos y ha vendido más de 50 millones de ejemplares en todo el mundo. La historia parte de la llegada a casa de Nick en el quinto aniversario del matrimonio, dispuesto a celebrarlo. Pero lo que encuentra es que su mujer ha desaparecido. Y dada la situación de la pareja, dadas todas las preguntas que se han formulado, Nick resulta ser el principal sospechoso.
Del guión de Perdida se encarga la misma Gillian Flynn, lo que asegura fidelidad a la historia original, y de la dirección David Fincher, lo que asegura al menos que no esa historia no se convierte en una de esas TV-Movies de domingo por la tarde para dormir la siesta. Ben Affleck y Rosamund Pike encarnan a la pareja protagonista, Affleck con esa cara de piedra que se le va poniendo con los años, pero que ha aprendido a usar, como ya demostró en Argo y quiere demostrar en la próxima entrega de Batman. Y Pike explotando el lado más complicado de su personalidad, distanciándose de esa apariencia de mujer sencilla y sin dobleces. Ambos convencen, y junto con Flynn y Fincher, nos brindan una película que es más que posible que colme nuestras aspiraciones al comprar la entrada, tanto si conocemos ya la novela, como si no.