Los estrenos de la semana: Dos buenos tipos, Eddie el Águila y Green Room.
Perdedores con humor, corbatas de los 70 o muy mala suerte para un estupendo fin de semana de cine.
La cosa va de perdedores. Como si se tratara de celebrar una semana temática sobre el tema en los cines, los tres estrenos destacados de esta semana tiene como protagonistas a personajes enfadados con el triunfo por esta o aquella razón. Perdedores son los detectives encarnados por Ryan Gosling y Russel Crowe en Dos buenos tipos, excelente muestra de Buddy Movie ambientada en los años setenta. Perdedor sin duda es Eddie el Águila, deportista real que buscó la verdad de esa frase tan repetida de «lo importante es participar», cuya máxima aspiración es, precisamente, perder. Y perdedores son, sin duda, los componentes del grupo musical representado en Green Room, a quien la mala suerte lleva al peor sitio en el peor momento. Lo curioso del caso es que nosotros ganaremos un rato de buen cine eligiendo a cualquiera de ellos. Asegurado.
Dos buenos tipos, de Shane Black
Estética y temática setentera para narrar las andanzas de Holland March (Ryan Gosling) y Jackson Healy (Russell Crowe) en pos de resolver el caso de una estrella pornográfica desaparecida que terminará por enfrentarlos con las altas esferas de la ciudad. A medio camino entre el Chinatown de Polanski y cualquier película de pareja alocada de policías, es tan sorprendente como efectiva, comenzando por los papeles de Gosling y Crowe.
Eddie el Águila, de Dexter Fletcher
La única aspiración de Michael Edwards era perder. Pero perder participando en los Juegos Olímpicos de Invierno como primer representante británico de Saltos de Esquí. Tan típica como buenrollista, es de esas películas que sales con una sonrisa en la boca y que no te engaña dándote más cosas de las que parecen a simple vista.
Green Room, de Jeremy Saulnier
Estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Eso es lo que consiguen los miembros de la banda de música punk protagonistas de esta angustiosa cinta de suspense. Tensión de principio a fin para no soltar los brazos de la butaca o del acompañante. Efectiva para eso que nos gusta tanto de pasar un estupendo mal rato.