Lo que el día debe a la noche.
Una estupenda oportunidad para que volvamos al cine de historias, al que nos cuenta algo más, al que nos envuelve en relatos.
Entre el día y la noche hay territorios, tiempos y colores que comparten ambas realidades. Muchas veces mágicos, con esa magia cotidiana que se nos escapa, no por poderosa o enigmática si no por su capacidad de pasar por algo normal. La invisibilidad de lo permanente. Y si añadimos al hecho de que uno -el día- no puede pasar sin la otra -la noche-, entendemos mejor por que están condenados a entenderse, a mantener esos territorios comunes.
La historia que nos cuenta Lo que el día debe a la noche es una historia de amor. Amor entre dos personas a caballo entre Francia y Argelia, entre el día y la noche. Un amor visto a través de los años, los mismos en los que la relación de los dos países se convierte en algo tan complicado como presente en la historia. El amor de Younes, un joven que tiene que cambiarse el nombre a Jonas para integrarse en la comunidad francesa en Argelia y encontrar allí a sus mejores amigos, los mismos con los que competirá por Émilie, una joven que aparece en su vida y que será la otra mitad de esta historia de noche y día, de Francia y Argelia, de hombres y mujeres, de tiras y aflojas entre mundos que se atraen casi con la misma fuerza con la que se enfrentan, pero que son difíciles de entender el uno sin el otro. Como la noche y el día.
Lo que el día debe a la noche está basada en una novela, del mismo nombre y bastante éxito, del escritor Yasmina Khadra, seudónimo femenino del escritor argelino en lengua francesa Mohammed Moulessehoul. Está protagonizada Fu’ad Aït Aattou (Une vieille maîtresse de Catherine Breillat), Nora Arnezeder (El Invitado, El ladrón de palabras), Anne Parillaud (Nikita, dura de matar, Frankie y las estrellas), Mohamed Fellag (Profesor Lazhar) y Vincent Perez (Indochina, La reina Margot) y dirigida por Alexandre Arcady. Y representa una estupenda oportunidad para que volvamos al cine de historias, al que nos cuenta algo más, al que nos envuelve en relatos y nos devuelve no solamente imágenes vertiginosas, si no situaciones, diálogos y personajes que son como nosotros, a medias día, a medias noche.