En el nombre (y el cine) del padre.
Al contrario que en la realidad, en el cine hay más de un padre. Aquí tienes los mejores.
Llega el Día del Padre y Vito Corleone reunirá a Connie, Fredo, Sonny y Michael para que la Mamma les prepare unos spaghettis con albóndigas mientras les cuenta viejas historias de Sicilia. El señor alto de máscara negra, respiración fuerte y voz de Constantino Romero quedará con su hijo Luke para dar una vuelta en el Halcón Milenario que a duras penas les ha prestado Han, a ver si de una vez consiguen estar solos sin que la dichosa Fuerza les acompañe. El Profesor Jones (padre) esperará entre ansioso y enfadado a que el Profesor Jones (hijo) aparezca a la hora indicada para visitar la exposición sobre las pirámides que lleva tanto tiempo queriendo ver. Y es posible que Marlin salga a dar un paseo con Nemo, pero sin perderle de vista, que menuda le montó en la última ocasión.
Hay (casi) tantos padres como películas. Y es que el cine nos ha enseñado a toda clase de progenitores. De los buenos, de los mejores, y a algunos de los peores. Y es que ser padre es una condición que se convierte en motivo de peso para comenzar aventuras, crear o conservar imperios, enzarzarse en batallas o peleas, conseguir tesoros y, ya que nos ponemos, hasta atracar bancos. Todo en nombre de los hijos, que ya que se tienen, hay que alimentarlos, educarlos y procurar darles un futuro mejor. De ahí que Vito Corleone se metiera donde se metió, que Darth Vader terminará por volver al camino correcto, y que el Profesor Jones (padre) perdone a su vástago que le quite alguna rubia que otra.
Llegados a este punto, echemos un vistazo a un puñado de padres de cine. Esos a los que tanto nos parecemos los padres de andar por casa por las hazañas cotidianas que realizamos de continuo. Ellos se llevarán la gloria, pero todos sabemos que los verdaderos padres de cine somos tú y yo.
Guido en "La Vida es Bella" (Roberto Benigni, 1997)
Todo padre tiene el deber (y el placer) de conseguir que este mundo sea un lugar más agradable para sus hijos. Y luego, está lo que Guido se ve obligado a imaginar para que su hijo no tenga que asistir a la barbarie nazi. Y de paso, que a todos (pero a todos) se nos escape una lagrimita.
Atticus Finch en "Matar un Ruiseñor" (Robert Mulligan, 1962)
Cuando a tu padre le nombran el mayor héroe del cine estadounidense como hizo el American Film Institute con el abogado encarnado por Gregory Peck, es que se acerca a la perfección. No hay más que verle en acción, en el juzgado y en su casa.
Sam Dawson en "Yo soy Sam" (Jessie Nelson, 2001)
Sean Penn se ganó una nominación al Oscar por encarnar a este padre con deficiencia mental que lucha por mantener la custodia de su hija y termina por conquistar a todos comenzando por su abogada Michelle Pfeiffer.
Marlin en "Buscando a Nemo" (Andrew Stanton, Lee Unkrich, 2003)
Toda una odisea debe de pasar el pobre Marlin para conseguir rescatar al pequeño Nemo. Hay que reconocer que a nosotros nos parece estupendo, porque el resultado de todo ello es una película de esas que divierten de principio a fin.
Stanley T. Banks en "El Padre de la Novia" (Vincente Minnelli, 1950)
Allá por la década de los 50 y cuatro décadas antes que Steve Martin, era el bueno de Spencer Tracy el que ejercía de padre de la novia. Teniendo en cuenta que la susodicha era Elizabeth Taylor, al menos en la vida real no tuvo demasiado éxito en conseguirla un matrimonio estable.
Vito Corleone en "El Padrino" (Francis Ford Coppola, 1972)
Se le pueden atribuir muchos defectos al cabeza de familia de los Corleone, pero desde luego no que siempre tenga en mente a sus vástagos en aquello que emprende. Y eso que entre la profesión de padre y la de padrino, el pobre no tiene tiempo casi ni para asesinar a la competencia.
Carlos Alonso en "La Gran Familia" (Fernando Palacios, Rafael J. Salvia, 1962)
Aunque sólo fuera por la cantidad, pedazo de padre el interpretado por Alberto Closas, ídolo de toda una generación de esforzados conductores de Seat 600. La vida le recompensó con la buena colocación de sus hijos, Ministerio del Tiempo (Jaime Blanch) incluido.
Henry Jones en "Indiana Jones y la Última Cruzada" (Steven Spielberg, 1989)
Sin duda, una de las decisiones de casting más acertadas de la historia del cine. Pocos actores podrían haber encarnado con tanto aplomo al padre de una leyenda como Indiana Jones. De hecho, nadie le ha robado tantas escenas a Harrison Ford.
Jack Byrnes en "Los Padres de Ella" (Jay Roach, 2000)
Admitámoslo. Si fuéramos ex-agentes de la CIA y un enfermero de apellido Follen quisiera casarse con nuestra preciosa hijita, nosotros también le haríamos pasar por el detector de mentiras . ¿O no?
Ted Kramer en "Kramer vs. Kramer" (Robert Benton, 1979)
A Dustin Hoffman le deja Meryl Streep y parece descubrir que tiene un hijo al que cuidar. Nunca es tarde para intentar ser el padre perfecto, incluso con un duro divorcio por delante.
Howard Langston en "Un Padre en Apuros" (Brian Levant, 1996)
La película no es nada del otro mundo, pero el personaje interpretado por el viejo Chuache escenifica a la perfección una de esas verdades verdaderas de la vida a la que sólo accedes al ser padre: que el regalo de Reyes preferido por tu hijo estará agotado en todas partes…
Annakin Skywalker en "El Retorno del Jedi" (Richard Marquand, 1983)
Se ha cargado a tu mentor, te ha quitado una mano, arrasado planetas y matado a unos cuantos. Pero es decirte eso de «Luke, soy tu padre», y tú le perdonas todo. Y es que nadie es perfecto.
Daniel Hillard en "Señora Doubtfire, Papá de por vida" (Chris Columbus, 1993)
Convertirte en una perfecta niñera por ser un buen padre para tus hijos. Robin Williams se transforma en la Señora Doubtfire y por el camino nosotros pensando lo bien que nos quedarían esos vestidos floreados y ese peinado tan propio…
Chris Gardner en "En Busca de la Felicidad" (Gabriele Muccino, 2006)
Al bueno de Will Smith sólo le falta volverse blanco para que nada le salga bien. Aunque eso no es del todo cierto, porque tiene un hijo encantador por el que merece la pena seguir levantándose cada mañana. Y también merece la pena darse una vuelta por esta historia de vez en cuando.
Hombre en "La Carretera (The Road)" (John Hillcoat, 2009)
En un mundo gris oscuro, la única luz es la relación entre un hombre y su hijo mientras buscan un atisbo de esperanza. Una película desoladora de las que te crean un nudo en la garganta y algo más adentro.
Lorenzo Anello en "Una Historia del Bronx" (Robert De Niro, 1993)
Como en un spin-off de «Uno de los nuestros», el director y también protagonista De Niro nos enseña (de manera magistral), la lucha de un padre para que su hijo no caiga bajo la influencia de un mafioso. A él no le será fácil, pero para nosotros el resultado es una delicia.