Del Joystick a las palomitas: el cine adapta a los videojuegos.
Game Over: Las mejores películas que adaptan videojuegos, ahora que llegan las batallas de Warcraft.
Con el reciente estreno de Angry Birds y la próxima llegada de Warcraft, se suman dos nuevos títulos al género cinematográfico que comprendería la adaptación de videojuegos a la gran pantalla. Género por otra parte tan poco definido como la temática de los juegos de ordenador o consola, de la acción pura y dura a la estrategia, de las carreras a la lógica, de las batallas a la creación de imperios económicos, de la simulación deportiva al cuidado de mascotas. El caso para el cine es que el videojuego adaptado sea lo más popular posible, lo que supuestamente arrastrará en masa a sus fans a las taquillas. Camino este de doble sentido, pues no es raro que las películas de éxito (al menos las de acción y aventura), consigan a su vez su replica en consolas y demás dispositivos electrónicos en forma de personajes jugables en los mismos escenarios de la película adaptada.
Pero al contrario de el éxito que han terminado por ser las adaptaciones del cómic en uno u otro sentido, del papel a la pantalla o viceversa, el mundo del videojuego y del cine no han terminado por hacer buenas migas consiguiendo productos redondos en uno o en otro formato, ya sea adaptando temáticas de juegos o llevando a contenidos jugables los elementos de películas. A lo más que se ha llegado es a productos de calidad media que siguen sin dar al espectador o al jugador lo que de verdad esperan de sus personajes o situaciones de uno u otro lado.
Claro que el cine y el videojuego están condenados a entenderse, porque ambos circulan por vías que van en direcciones convergentes llevados de los cada vez más impresionantes avances tecnológicos en imagen, sonido y CGI (imágenes generadas por ordenador). Llegará un día en que nos será complicado saber si estamos protagonizando un videojuego o jugando a ser el héroe de una película. Y lo que nos quedará por ver.
Resident Evil (Paul W.S. Anderson, 2002)
Si atendemos al número de secuelas, sin duda el mayor éxito en esto de adaptar juegos al cine y puede que también, al menos en esta primera entrega, un buen ejemplo de como recrear la atmósfera del juego en la gran pantalla. Y luego, claro, están los admiradores de las capacidades gimnástico-marciales de la Jovovich.
Final Fantasy: La Fuerza Interior (Hironobu Sakaguchi, Motonori Sakakibara, 2001)
Es posible que el cine no fuera tal y como lo conocemos de haber triunfado esta cinta de ciencia ficción que tomaba su nombre de una peculiar saga de juegos de rol japoneses conocida, entre otras cosas, por sus intricados argumentos. La enseñanza del fracaso fue clara: aún necesitamos actores para llevar público a las salas,
Lara Croft: Tomb Raider (Simon West, 2001)
Una actualización de Indiana Jones a mayor gloria de presencia de Angelina Jolie, que por si sola valió para producir una segunda entrega que ni siquiera llegó al discreto nivel de esta. Entretenida y poco más.
Pokémon: La película (Kunihiko Yuyama, 1999)
Es posible que, de la misma manera que para mi generación todo lo relacionado con Mazinger Z se haya convertido en mítico, ocurra lo mismo con las desventuras y aventuras de Pikachu y compañía. Recuerdos para tardes de domingo de tiempo desapacible. Al tiempo, y nunca mejor dicho.
Pixels (Chris Columbus, 2015)
Bastante más divertida de lo que pueda parecer y el mejor homenaje posible a todas las máquinas recreativas de los 80. Una de esas películas que irá cogiendo pátina hasta convertirse en algo entrañable. Extraordinarios efectos especiales, ajustados y efectivos.
Silent Hill (Christophe Gans, 2006)
Efectiva (y efectista) adaptación de uno de los juegos de terror más populares, con una atmósfera especial que se traslada a la pantalla de manera excelente. Quien conozca el juego verá la película, quien vea la película querrá conocer el juego.
¡Rompe Ralph! (Rich Moore, 2012)
El Toy Story de los videojuegos, Divertida, entrañable y vertiginosa. Disney se viste de Pixar para hacernos entrar en el mundo de Ralph y disfrutar a lo grande. Casi como si estuviéramos jugando a un videojuego…
Prince of Persia: Las arenas del tiempo (Mike Newell, 2006)
Aquella legendaria figura saltarina que ocupó los ordenadores de todo el mundo a base de saltos imposibles toma vida con el rostro de Jake Gyllenhaal y nos ofrece una estimable aventura oriental de las de toda la vida. Entretenimiento con sabor clásico.
Doom (Andrzej Bartkowiak, 2005)
A pesar de resultar un entretenimiento aceptable, esta claro que se podría haber sacado un poco más de la adaptación del mítico juego de disparos y pasillos interminables. De hecho, no tardará en llegar un nuevo intento por captar toda la esencia de sus trepidantes partidas.