De caballos y hombres.
Una buena oportunidad para conocer Islandia desde un punto de vista distinto
Imagino que alguna vez lo habréis pensado. Me refiero a eso de escapar al último rincón del mundo a disfrutar de la soledad, lejos de todo y de todos. De ruidos y coches, de gente y de calles. E imagino que también, dependiendo del momento y del estado de ánimo que haya provocado tal deseo de escapar, existirán diferentes tierras a las que hacerlo. Más o menos alejadas, más o menos paradisíacas, más o menos inhóspitas. Puede que incluso alguno haya pensado en Islandia, que viene a ser como el sitio más lejano que nos pilla más cerca.
Pues una buena manera de ir conociendo el terreno, por si algún día nos liamos la manta a la cabeza (y dado el destino, mejor una manta gordita) y nos da por visitar Islandia, es echar un vistazo a De caballos y hombres, producción islandesa dirigida por el debutante Benedikt Erlingsson que nos sitúa mediante la magia del cine en un paisaje no muy hospitalario situado en las llanuras islandesas, y nos cuenta las relaciones entre los hombres y los caballos que las habitan y que se nombran en el título. Desde luego, lo que no podemos esperar de esta cinta es algo que nos parezca conocido, no solo por provenir de una cinematografía tan poco vista por estos lares, sino por la propia tierra sobre la que habla, un lugar al que desde luego la inmensa mayoría desconocemos.
Una buena oportunidad para conocer Islandia desde un punto de vista distinto al que estamos acostumbrados en esto de conocer otros lugares del mundo. Quién sabe, lo mismo se nos quita de la cabeza eso de pasarnos por allí para alejarnos de todo, o al salir del cine buscamos la primera agencia de viajes que nos pille a mano y vamos reservando un billetito para conocer el terreno de primera mano.