11 películas con madres protagonistas. Madre no hay más que una y a ti te encontré en el cine.
El cine es un buen sitio para comprobar que las madres son capaces de todo por nosotros.
No hay discusiones en cuanto a cual es la mejor madre del mundo: la de cada uno. La tuya, la mía y la de más allá. La que te prepara tu plato preferido, la que sabe cuando estás triste aunque digas que no y la que sabía cuando te estabas haciendo pis aunque no dijeras nada. La que supera a Google en encontrar cosas y a cualquier atleta en lanzamiento de zapatilla de estar por casa. Con la que te sientes a la vez niño y príncipe. Manta para el frío, aire para el calor, hombro para penas y aplauso para éxitos. Esa madre es la mejor. La tuya, la mía y de más allá.
Donde puede haber más discusiones es en cual es la mejor madre del cine. Porque al contrario que en la vida real, en la gran pantalla si que hay más de una madre. De hecho, hay madres para dar y tomar. Por haber, hay hasta malas madres, eso que parece que no puede existir. Hay madres de monstruos y monstruos de madres. Hay madres de elefantes, de perros, de ciervos. Hay madres que son unas bestias y madres con las que son bestias. Hay madres adoptivas, y madres adoptadas. Y todas, todas, son madres de cine.
Quedémonos en esta ocasión con las madres que lo dan todo por sus retoños, hasta su propia vida. Esos personajes a los que conocer en una película con las palomitas en una mano y el pañuelo en el otro, ensimismados en proteger a cualquier precio a su familia de los peligros de ese camino de lágrimas que es la vida, sean o no sean merecedores de tal defensa, porque las madres son así, y querrán a sus hijos aunque sean las únicas que lo hagan, desde los títulos de crédito hasta el The End definitivo.
Edna Spalding (Sally Field, En un lugar del corazón, 1984)
Sally Field es algo así como la Madre Superiora del cine. Y no por haber hecho de monja (a saber, la verdad), si no por haber interpretado a unas cuantas madres de las de coraje infinito. Además de Edna, por la que consiguió un Oscar, apuntamos las de No sin mi hija, Magnolias de acero y la señora madre de Forrest Gump.
Cesira (Sophia Loren, Dos Mujeres, 1960)
Cesira intenta proteger por todos los medios a su hija Rosetta de los horrores de las Segunda Guerra Mundial durante la ocupación alemana de Italia. Hay cosas imposibles hasta para una madre, pero la actuación de Sophia Loren la valió ser la primera actriz en conseguir un Oscar por una película de habla no inglesa.
Erin Brockovich (Julia Roberts, Erin Brockovich, 2000)
Erin es madre soltera, y también una mujer nada convencional, capaz de sacar adelante a su familia a la vez que pone a caldo a una multinacional como quien se pinta las uñas de rojo pasión un martes por la tarde. Uno de los mejores trabajos de Julia Roberts, lo cual es decir bastante.
Bridget Brown (Brenda Fricker, Mi Pie Izquierdo, 1989)
Basta un pie (el izquierdo, claro) y una madre como la Señora Brown para lograr triunfar como artista a pesar de todos los inconvenientes. Y bastan dos actores como Daniel Day Lewis y Brenda Fricker para que ver la película tenga todo el sentido del mundo.
Sophie Zawistowski (Meryl Streep, La Decisión de Sophie, 1982)
La «decisión» de Sophie es una de las peores pesadillas que una madre puede tener. Un terrible secreto que la persigue y que nunca dejará de hacerlo. Da cosa hasta pensarlo. Memorable papel de Meryl Streep cimentando su leyenda.
Rosemary Woodhouse (Mia Farrow, La Semilla del Diablo, 1968)
Puede que tu hijo vaya a ser la perdición de la humanidad y que el padre sea el peor ejemplo que se pueda tener. Pero tú eres su madre, y eso nada lo puede cambiar, aunque te toque lidiar con una secta de adoradores del diablo. Claustrofóbica y brillante.
Ma Joad (Jane Darwell, Las Uvas de la Ira, 1940)
Basta mirar a los ojos de Ma Joad, a los ojos de Jane Darwell, para comprender la tanto la desolación como la fuerza que impulsa a los desheredados protagonistas a su pesar de esta magistral historia. Inolvidable.
Josey Aimes (Charlize Theron, En Tierra de Hombres, 2005)
Unas minas de hierro no parece el mejor lugar de trabajo para combinarlo con la maternidad, sobre todo por la incomprensión hacia la figura femenina en ese ambiente. Aun así, Charlize Theron se las ingenia para que su personaje salga adelante y de paso ofrecernos una estimable interpretación.
Niovna Vlasova (Vera Baranovskaya, La Madre, 1926)
El amor y la lucha de una madre como reflejo y sustento de la Revolución Rusa de 1905. Ideologías aparte, una obra maestra que sigue emocionando a partir de sus imágenes, su montaje y la interpretación de Baranovskaya.
Christine Collins (Angelina Jolie, El Intercambio, 2008)
Clint Eastwood se pone tras las cámaras y logra convencernos y emocionarnos con esta improbable historia de una madre a la que dan gato por liebre, o más bien hijo por hijo. La convincente actuación de la Jolie y la presencia de Malkovich también ayudan.
Michaela Odone (Susan Sarandon, El aceite de la vida, 1992)
Ser madre significa ser un poco de todo. El personaje interpretado por Susan Sarandon -y su marido, a quien da vida Nick Nolte- debe aprender todo lo aprendible de medicina, química y biología para ayudar a su hijo. De esas pelis basadas en hechos reales que merecen la pena de verdad.