10 monstruosas razones para no entrar en el agua este verano.

Si lo nuestro es la montaña y lo suyo la playa, aquí tienes 10 razones en forma de amenaza acuática para convencer a tu pareja.

Como cada verano, las razones que nos empujan a ríos, pantanos, charcas, piscinas, lagos océanos y mares son incontables, con el impulso de refrescarnos a la cabeza. Horas y horas pensando en el momento en el que nuestro cuerpo se zambulla en el líquido elemento y los grados se disuelvan y eliminen al entrar en él, por no hablar de la satisfacción de practicar nuestros deportes acuáticos favoritos, como vela, surf, submarinismo o levantamiento de daiquiri tras baño. El caso es estar en el agua, dentro o alrededor.

Claro que también todos los años, o casi todos, algún gracioso con el apelativo de director de cine en su documento de identidad nos presenta una razón para que desistamos de entrar en el agua y disfrutar de ella. Este año se trata del español Jaume Collet-Serra y su particular Infierno Azul, donde un tiburón blanco se encarga de fastidiar la práctica del surf a Blake Lively. Esto del tiburón se lo debemos a tito Spielberg, claro, quien es el encargado del mayor anuncio publicitario que jamás tuvieron las zonas de montaña para las vacaciones ¿Playa o montaña? ¿Playa? Tú estás loca. ¿No has visto Tiburón?

Claro que si Steven fue el más conocido, no fue ni mucho menos el primero. Esto de colocar amenazas más o menos amenazantes en el agua no es nuevo, y comenzó seriamente en los años 50, dentro de la corriente de imaginar monstruos de todo pelaje y condición para que rellenaran las listas de la llamada serie B, y donde el mar y similares no iban a ser una excepción. Más tarde vinieron los del sector oriental con Godzilla y sus amigos surgidos del terror nuclear, y por supuesto, todos los imitadores del gran tiburón blanco que amenazaba las playas de Amity.

El caso es que, si se trata de buscar excusas para no pisar la playa y pasar el máximo tiempo posible disfrutando de la bebida y la lectura en el chiringuito, lo mejor es buscarlas en el cine. Mejor prevenir que bañar.

1 / 10

Tiburón (Steven Spielberg, 1975)

El original, el único, el inimitable pero imitado hasta la saciedad. Steven se marcó todo un clásico que permanece y permanecerá en la memoria colectiva mientras las playas tengan arena. Yo no me metería hasta que me cubra, por si acaso.

2 / 10

Pirañas (Piraña, Joe Dante, 1978)

El que luego se hiciera famoso con unas criaturas llamadas Gremlins, aprovecha el tirón del miedo a los tiburones para presentarnos a las no menos temibles pirañas, unos animalitos que es mejor tener a distancia. Kilómetros, si es posible. Muchos.

3 / 10

Ballena asesina (En el Corazón del Mar, Ron Howard, 2015)

A Moby Dick no te la vas a encontrar en la playa, pero te puede arruinar un paseìto idílico en velero en menos que canta una sirena. Aparte de la indispensable obra maestra de John Huston de 1956, no está mal este acercamiento reciente al mito por parte de Ron Howard.

4 / 10

Calamar gigante (20.000 leguas de viaje submarino, Richard Fleischer, 1954)

Han pasado seis décadas y todavía está por estrenar una película de aventuras que supere este clásico en cuanto a pura diversión (monstruo tipo pulpo incluido). Una de las mejores adaptaciones de un libro de Verne, si no la mejor.

5 / 10

Orca (Michael Anderson, 1977)

A medio camino entre un tiburón, un delfín y una ballena se presentaba Orca, una producción de Dino de Laurentis culpable manifiesta de que luego el pobre animal tuviera tan mala fama sin merecerla en realidad. Aunque parezca lo contrario, la película se deja ver con agrado.

6 / 10

Monstruo mutante radioactivo (Godzilla, Gareth Edwards, 2014)

Godzilla no sólo nos puede arruinar un día de mar y sol, es que nos puede dejar sin playa, sin paseo marítimo y sin ciudad costera. Toda una institución surgida en Japón a comienzos de los años 50 como personificación del terror nuclear, su puesta al día merece la pena para una tarde de disfrute palomitero.

7 / 10

Anaconda (Luis Llosa, 1997)

En todas partes cuecen habas, o lo que es lo mismo, en toda agua crecen monstruos. Efectiva producción con bicho acuático, en este caso una serpiente con la que uno se podría hacer bolsos como para toda una vida. Lo dicho, entretiene. Abstenerse Indiana Jones, ya se sabe.

8 / 10

Mosasaurus (Jurassic World (Colin Trevorrow, 2015)

Faltaba un buen monstruo marino en la colección de criaturas prehistóricas de la saga jurásica, y la puesta al día de la serie ha cubierto el expediente con un pedazo de bicho que mejor no encontrarse. Su alimento: tiburones blancos. Un guiño al genio.

9 / 10

Nessie (La vida privada de Sherlock Holmes, Billy Wilder, 1970)

Solamente dos genios como Sherlock Holmes y Billy Wilder serían capaces de desentrañar el misterio del monstruo del Lago Ness. Una de las películas más curiosas de Wilder y una estupenda aproximación a la figura del detective. Y el monstruo, claro.

10 / 10

Monstruo de la Laguna Negra (La Mujer y el Monstruo, Jack Arnold, 1954)

Todo un clásico de la Serie B de los 50, repleta de bichos dispuestos a hacer gritar a cualquier starlette que se preciara. Lo curioso es que la película casi es más famosa por aparecer en la escena de la falda de Marilyn (es el título que han visto juntos los protagonistas) en La tentación vive arriba.



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