Papartus regresa a los circuitos del arte.

Paco Celorrio, Papartus, regresa a los circuitos del arte tras doce años de ausencia con Migas en las sábanas. El COAM (desde el 8 de febrero y el Centro de Arte Tomás y Valiente (a partir del 22 de febrero) son las dos sedes elegidas por el artista para presentar sus reflexiones sobre el papel del pintor en la sociedad actual y reivindicar la creatividad artística pura.

Decidió apartarse del mundo expositivo porque quería trabajar sin presión; necesitaba recuperar la privacidad para indagar en su yo más íntimos y experimentar sobre los motivos reales de su arte, lejos del postureo y las imposiciones de las que se sintió tan preso hace más de una década.

Celorrio rompe su silencio bajo el seudónimo Papartus que usaba de adolescente, cuando comenzó a pintar bodegones y paisajes. No sólo el desahogo interior que este periodo de aislamiento le ha aportado, también el historiador de arte Robert C. Morgan ha tenido mucho que ver con la con la vuelta a la escena del pintor. Se encontraron en Madrid, de forma casual. Cuando el crítico estadounidense descubrió la obra de Celorrio insistió para que volviera a exponer.

El color es el protagonista de esta renacer artístico en el que Papartus traslada al lienzo su restablecido universo sensorial, al tiempo que expresa su malestar por el «maltrato» que se da en España a la cultura en general, especialmente a las artes plásticas.

Las dos exposiciones —ambas comisariadas por Robert C. Morgan— reúnen un total de 40 piezas distribuidas en dos espacios. En la Sala Mercadal del COAM podrán verse 25 obras de gran formato, fruto del trabajo de Papartus durante su retiro artístico. Se trata de un proyecto monumental que parte de la abstracción para señalar de manera crítica cómo el artista se ve coartado en su expresión por las presiones impuestas desde los circuitos expositivos.

La intención de Papartus al mostrar ahora este conjunto de trabajos es repensar el papel del pintor en la sociedad artística actual, plantear todo aquello que representa incomodidad, un cierto tipo de malestar cultural, en el estado de la pintura hoy. Una idea cotidiana de todo lo que dificulta la creación en libertad del individuo dentro de los circuitos artísticos, explica Rosa Olivares en el catálogo editado con motivo de la muestra.

En el CEART (Fuenlabrada) se mostrará una selección de 15 piezas que complementan y dialogan con las expuestas en el COAM, formando un todo cerrado.