Zenobia Camprubí, la gran mujer tras Juan Ramón Jiménez. Biografía, citas, frases.
Nació el 31 de agosto de 1887 en Malgrat de Mar, Barcelona.
Zenobia Camprubí nació el 31 de agosto de 1887 en Malgrat de Mar, un pueblo de la costa catalana donde sus padres pasaban las vacaciones en el verano. Hija de una familia culta y adinerada, su madre portorriqueña y su padre catalán se casaron en Puerto Rico, país al que ella estaría unida toda su vida. Era la mayor de cuatro hermanos, todos educados en Harvard. Al divorciarse su madre, se la llevó a Nueva York, estudió en Columbia, fue inscrita en el Club de Mujeres Feministas, comenzó a escribir cuentos para Vogue en inglés y participó en numerosas actividades culturales y filantrópicas. Juan Ramón Jiménez ya era un poeta admirado que vivía en la Residencia de Estudiantes, donde lo conoció Zenobia. Tras un intenso acoso por parte del poeta, se casaron en Nueva York en 1916.
Después de traducir al pensador indio Rabindranath Tagore, Zenobia había dejado de escribir, sacrificando su propio talento literario al de su marido. Compañera inseparable y decisiva colaboradora del poeta en todos sus proyectos literarios, en adelante se limitó a atemperar el carácter agrio, enfermizo y arisco de Juan Ramón.
A partir del exilio de la Guerra Civil, Zenobia comenzó a escribir sus diarios, que inició en La Habana y que ya no dejó hasta pocos días antes de su muerte, acaecida tres días después de enterarse de que le habían concedido el Premio Nobel a su marido.
Bilingüe, traductora, empresaria hostelera, moderna, activa y libre, Zenobia Camprubí, la mujer a la sombra de Juan Ramón Jiménez, fue una de las primeras grandes feministas de España. Desde la vicepresidencia del Lyceum Club Femenino fundado por Victoria Kent reivindicó constantemente una mayor presencia de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad.
Sus Citas y Frases célebres
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“Mientras más vivo, más creo en la sencillez.”
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“Voy deprisa por el mundo llena de risa y de amor a todo el que me lo pide, risas y besos le doy.”
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“Después de todo, yo soy en parte dueña de mi propia vida y Juan Ramón no puede vivir la suya aparte de la mía.”
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“Sencillamente, no resisto el no tener nada que hacer.”
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“He decidido, después de luchar conmigo misma, rendirme a la falta de capacidad personal y sacarle jugo a mi inactividad.”
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“Ayer por la tarde me desplomé con un ataque de neuralgia como resultado de haber cedido, renunciando a la idea de hacer lo que yo quiero.”
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“Estoy tratando de evitar la desmoralización que causa el ocio, imponiéndome alguna disciplina. Ayudar a Juan Ramón no es suficiente para llenar el día.”
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