Stanislaw Lem nació en una familia judía con una posición económica desahogada. Su infancia fue muy privilegiada, llena de fantasías y una institutriz francesa. Desde pequeño destacó por ser un niño prodigio y extraño. Más que un niño prodigio y extraño, un monstruo con un coeficiente intelectual de 180 cuyo juego favorito era inventar mundos imaginarios muy documentados. Sus primeras lecturas fueron los libros de medicina de su padre, un reputado laringólogo. Por eso comenzó a estudiar medicina en la Universidad Médica de Lvov, carrera que sin embargo tuvo que abandonar durante la ocupación nazi de su país. Durante los siguientes cinco años, como miembro de la resistencia, vivirá con papeles falsos y se dedicará a trabajar como mecánico y soldador y a sabotear coches alemanes.
Al terminar la guerra, después de perder su ciudadanía –su ciudad natal había sido transferida a Ucrania por el régimen soviético- pertenencias y privilegios, fue repatriado a Cracovia. Regresó a la Facultad de Medicina, pero la abandonó antes de los exámenes finales porque veía que su futuro estaría ligado a un ejército del que pocos volvían. Para sacar algún dinero y huir de la realidad estéril, vacía, falsa y totalitaria en la que vivía, comenzó a escribir en un semanario juvenil, donde publicó sus primeros escritos, El Hombre de Marte y El Hospital de la Transfiguración. En 1947 comentó a trabajar como asistente en el Konserwatorium de Cracovia, centro de estudios científicos donde de forma ecléctica comienza a estudiar materias tan dispares como Historia, ciencias naturales, psicología, lógica, metodología, psicotecnología y cibernética, disciplinas que luego le resultaron de gran utilidad, cuando empezó a escribir libros de ciencia ficción. Poco después, publicó su primer libro, Los Astronautas. Después vendrían sus grandes obras, las más conocidas, Diarios de las Estrellas, Edén, Retorno de las Estrellas, Memorias Encontradas en una Bañera y Solaris.
Propietario de una vasta cultura y de un sentido del humor e ironía inigualables, la original obra de Stanislaw Lem está influida por tres autores, dos de los cuales, Kafka y Borges, no tienen nada que ver con la ciencia ficción. El tercero es Philip K. Dick, al que admiraba y con el que compartía recursos narrativos. Lem sorprende porque trata de modo original temas muy manidos por los escritores occidentales. Además, Lem no solo perfila un entorno para la historia, sino que analiza desde todos los puntos la hipótesis y los detalles y la lleva hasta extremos de un asombroso ingenio. Pero sobre todo, destaca porque detrás de todas sus obras hay una profunda crítica y un exhaustivo análisis de lo que significa el ser humano. Nadie ha narrado como él la soledad del hombre en el vacío insondable de las estrellas.
“El hombre, a pesar de las apariencias, no inventa metas. El tiempo, la época, se las imponen. Puede someterse o sublevarse, pero lo aceptado o rechazado le viene siempre del exterior.”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver