Los sesenta que vivió Robert Kennedy fueron unos años complejos en la historia de los Estados Unidos. A finales de los cincuenta, Eisenhower había dado la primera conferencia de prensa para la televisión, un medio que desde entonces se desveló como trascendental y decisivo en las campañas electorales. Las reglas del discurso político habían cambiado para siempre. Todo ello contribuyó al perfeccionamiento de la retórica y a la aparición de una generación de brillantes oradores norteamericanos.
Fueron años revueltos en la vida social y muchos de los oradores que recordamos como elocuentes vivieron en tiempos turbulentos en los que importaba la palabra, como en otras etapas críticas en las que la sociedad, la civilización y la historia se enfrentan al abismo. Es la época de Malcolm X, de Martin Luther King, de los hermanos Kennedy. Su atractivo ante el público no sólo dependía de la brillantez demostrada en el uso de la palabra, sino también de la categoría de lo que se hablaba. Y lo hacían de violencia, de discriminación, de paz, de justicia, de libertad, en definitiva, de los grandes temas que siempre han preocupado al hombre.
Bobby Kennedy nació en una numerosa familia de nueve hermanos y fue a su vez padre de once hijos. Robert ocupó distintos puestos de responsabilidad en la vida pública norteamericana. Desempeñó un papel clave como director de la campaña de su hermano en 1960. Trabajó como Fiscal General, luego como Senador y, finalmente, candidato a la nominación demócrata.
En sus intervenciones públicas, unía de forma sobresaliente medidas dosis de apasionamiento a un razonado uso de la repetición para transmitir mensajes éticos y políticos inequívocos. De este modo, RFK se convirtió en ejemplo de comunicador contra los violentos. Razón, emoción y autenticidad trabajaban juntas en armonía en los discursos de RFK para poner de relieve lo absurdo de la violencia.
Su discurso más célebre es el del 4 de abril de 1968, día en el que se produjo el asesinato de Martin Luther King. RFK tenía previsto un acto electoral en uno de los barrios negros de Indianápolis, donde todavía no había llegado la noticia. Pese al aviso de la policía, decidió acudir. Apartando el discurso que tenía preparado, decidió trasmitir la noticia a la audiencia e improvisar sus palabras. Y comenzó un discurso que es parte de los anales de la oratoria política mundial: Martin Luther King dedicó su vida al amor y a la justicia para los seres humanos.
Independientemente de las teorías de la conspiración más o menos creíbles que existen, el asesinato de Robert Kennedy sigue considerándose hoy día como el tercer magnicidio más importante del siglo XX, por detrás del de Martin Luther King y el propio de John F. Kennedy. Es uno de los dos únicos senadores que han sido asesinados en toda la historia de Estados Unidos. Sus restos reposan en el cementerio de Arlington, a pocos metros de la tumba de su hermano, con la intención de que estuvieran tan juntos en la muerte como unidos lo estuvieron en vida.
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver