María Zambrano Alarcón era hija de dos maestros de la escuela secundaria de Vélez de convencida militancia socialistas. Nació en Vélez, pero pronto, con cuatro años, la familia se traslada a Segovia donde su padre había ganado una cátedra en la Escuela Normal de Magisterio. En la ciudad castellana trascurrió su adolescencia, hasta que en 1921 comienza a estudiar Filosofía en la Universidad Central de Madrid asistiendo a las clases de Ortega y Gasset, García Morente, Besteiro y Zubiri. Durante este periodo participa en movimientos estudiantiles, colabora con diversos periódicos y empieza a formar parte de la tertulia de la Revista de Occidente.
Cuando comienza la guerra civil española, se une al grupo de intelectuales que firman el Manifiesto que crea la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura en el que figuraban nombres como Rosa Chacel, Luís Cernuda, Manuel Altolaguirre, entre otros. Reside en Valencia y Barcelona hasta enero de 1938, fecha en que cruza la frontera francesa hacia el exilio. Tras pasar por ciudades como París, Nueva York o La Habana se instala en México, y después pasa por la Universidad de Puerto Rico, y viaja a París y reside en La Habana y posteriormente en Roma y en Francia. En 1966, José Luis López Aranguren publicó en la Revista de Occidente el artículo Los sueños de María Zambrano con el que se inicia un lento reconocimiento en España de una figura desconocida en nuestro país que culmina con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1981 y el Premio Miguel de Cervantes de Literatura en 1988, entre otros.
Discípula aventajada de Ortega y Gasset, la originalidad del pensamiento de María Zambrano radica en que considera a la filosofía como una tarea de construcción e interpretación de símbolos, no sólo como un instrumento para encontrar solución a los problemas. Esos símbolos a desvelar por la filosofía deben siempre estar relacionados directamente con las cuestiones de la trascendencia, la relación entre lo divino y lo humano, pero sabiendo de antemano que estos intentos filosóficos de descifrarlos nunca podrán ser resueltos por la propia esencia trascendente que encierran.
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver