La idea del hombre negro como un salvaje aún por civilizar formó parte del pensamiento europeo hasta bien iniciado el siglo XX. Hasta entonces, los africanos eran seres pueriles, con un espíritu no desarrollado. Si bien esta idea ya no está tan presente en nuestra civilización, nuestros actos y nuestras palabras sugieren, como decía Orwell de los animales, que unos son más iguales que otros. África ha dado un buen número de pensadores de los que nada sabemos. Uno de ellos fue nuestro personaje de hoy, Léopold Sédar Senghor.
Léopold Sédar Senghor nació en 1906 en Yoal, un pueblo de la costa a ciento treinta kilómetros de Dakar. Su nombre es francés, ya que era católico en un país predominantemente musulmán. Su padre fue un próspero comerciante, lo que permitió al poeta gozar de una niñez idílica. Perteneció a la tribu Serer, cuyos miembros son muy reconocidos en el país como agricultores. Creció entre los hombres de esta tribu y de ellos aprendió los mitos que más tarde se reflejarían en su poesía.
En 1928 se trasladó a París. Estudió en el Liceo Louis-le-Grand, donde conoció al futuro presidente de la República Francesa George Pompidou. Graduado en Gramática por la Universidad de París, fue el primer profesor de raza negra que impartió clases de lengua francesa en Francia, en las universidades de Tours y París. En esa época entra en contacto con los intelectuales de la diáspora africana Aimé Césaire y Léon-Gontran Damas, con los que concibe el concepto de negritud, cuyo fin es reivindicar la identidad negra frente a la cultura occidental. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en el ejército francés, pasando dos años en un campo de concentración nazi. Al finalizar la guerra inició su vida política.
De 1946 a 1958 fue diputado socialista por Senegal en la Asamblea Nacional Francesa. Cuando Senegal alcanza la independencia en 1959 fue elegido presidente de la República. Después de graves desacuerdos con el Primer Ministro, instauró un régimen presidencial durante veinte años, cargo que abandonaría voluntariamente después de dejar instaurado un sistema democrático de partidos políticos. Se retiró a Versons, Francia, donde se dedicó a dar conferencias y escribir algunos ensayos.
Así, Léopold Sédar Senghor difundió sus grandes aportaciones a la cultura mundial, el concepto de la negritud, el mestizaje, el diálogo entre culturas, la razón ojo como conocimiento pleno y propio del africano, y la civilización universal, que no podrá ser construida si no se contase con alguna civilización.
“Negritud no es ni racismo antiblanco ni populismo. Es, sencillamente, el conjunto de valores de civilización del mundo negro. Y no de los valores del pasado, sino de los de una auténtica cultura.”
“Contrariamente al europeo clásico, el negro africano no se distingue del objeto, no lo mantiene a distancia, no lo mira, no lo analiza. Lo toca, lo palpa, lo huele.”
“los negros piensan con imágenes y no con conceptos. La prueba más clara es que no disponen de palabras abstractas. La imagen alcanza su pleno efecto animada por el ritmo.”
“El ritmo es la arquitectura del ser, el dinamismo interno que le da forma, el sistema de ondas que emite en dirección a los Otros, la expresión pura de la fuerza vital.”
“El francés es como los grandes órganos, que se prestan a todos los timbres, a todos los efectos, desde las dulzuras más suaves hasta los fulgores de la tempestad. Es, primero y luego o a la vez, flauta, oboe, trompeta, tam-tam e incluso cañón.”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver
