Se podrá estar a favor o en contra pero nadie negará que el comienzo del pontificado de Juan Pablo II marcó un punto de inflexión en la historia de la Iglesia por el impacto geopolítico que supuso la elección del primer papa no italiano en 455 años. Además, el nuevo pontífice venía de Polonia, un país sociológicamente católico, pero de régimen político comunista. Es muy probable que el apoyo explícito del papa Wojtyla al sindicato Solidaridad -que lideraba la oposición al régimen prosoviético del general Jaruzelski-, marcara el principio del fin del poder comunista en Europa del Este y en la propia Unión Soviética.
Karol Jósef Wojtyla fue el tercer y último hijo de Karol, un oficial del ejército polaco y Emilia, una profesora de origen lituano que falleció cuando el pequeño Karol, al que todos llamaban Lolek, tenía apenas un niño. En Wadowice, su ciudad natal, vivió hasta 1938, cuando se inscribió en la facultad de filosofía de la Universidad Jagellónica y se trasladó a Cracovia. Pero al año siguiente fue cerrada por la ocupación alemana.
La obligatoriedad del trabajo impuesta por los nazis y el temor a que lo deportaran a Alemania convirtió al futuro papa en obrero, de una cantera de piedra primero y de una fábrica química después. De esta experiencia conservó durante toda su vida una gran preocupación por los asuntos sociales y laborales. En aquellos años de obrero, Wojtyla siguió formando parte de una troupe de teatro de vanguardia que actuaba en la clandestinidad pues representaba una forma de resistencia cultural a la ocupación y a la opresión política e ideológica.
En 1942 ingresó en el seminario que funcionaba a duras penas en la clandestinidad de una Cracovia ocupada. En 1946 fue ordenado sacerdote y enviado a Roma a proseguir sus estudios. Después sería ordenado obispo auxiliar de Cracovia y como tal participó en la redacción de la constitución pastoral Gaudium et spes del Vaticano II, concilio en el que Pablo VI lo nombra arzobispo de Cracovia. Precisamente, cuando en 1978 fue elegido el sucesor número 263 de San Pedro buscó hacer realidad la obra del Concilio Vaticano II, desarrollando una tarea ecuménica, de apertura hacia las comunidades cristianas no católicas, el acercamiento al judaísmo y el diálogo interreligioso.
Juan Pablo II batiría varios récords durante sus veintisiete años de pontificado: restableció las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, rotas desde 1867, y con Gran Bretaña, rotas desde hacía 450 años; también estableció relaciones diplomáticas con Israel y con la OLP; fue el primer papa en visitar la Casa Blanca, el primero en visitar la gran sinagoga de Roma, el que más audiencias generales presidió -1166 en las que recibió a más de 18 millones de peregrinos- y, por supuesto, el papa con mayor cantidad de viajes en la historia del Vaticano, nada más y nada menos que 104 viajes apostólicos fuera de Italia en los que visitó 129 países.
“Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad.”
“Pido perdón por las injusticias infligidas a los no católicos en el curso de la atormentada historia de estas gentes; y al mismo tiempo aseguro el perdón de la iglesia católica por el daño que han sufrido sus hijos.”
“La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para que todos seamos realmente responsables de todos.”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver