La infancia de José Luis Coll parece sacada de una de esas novelas de niños abandonados a su suerte. Nació en Cuenca en 1931, huérfano de padre, se quedó al cuidado de sus abuelos cuando su madre, escritora de ideas republicanas, se marchó a Argentina, donde se casaría de nuevo y tendría dos hijos.
Comenzó a ganarse la vida como escribiente en el servicio de Abastos de su ciudad. Escribía cuentos y artículos en Ofensiva, un diario local de corte falangista, donde lo leyó el periodista César González-Ruano, que le animó a que probara suerte como escritor en Madrid. A la capital llegó con unas pocas pesetas en el bolsillo y cincuenta billetes de Metro y autobús que le había regalado.
Gracias a César González-Ruano, conoció a Antonio Mingote, que había fundado la revista satírica Don José, donde Coll comenzó a ganarse el pan con sus artículos. También probó suerte como figurante en funciones de teatro, sesiones de cine o más tarde en programas de televisión. A finales de los años 50 comenzó a perseguir literalmente al valenciano Luis Sánchez Polack, Tip, asiduo cliente de Casa Perico en la calle de la Ballesta. Después de infinidad de encuentros en aquella y otras tascas, en 1969 sus nombres quedarían indefectiblemente unidos para siempre.
Coll, siempre tocado con un bombín, y Tip, con chistera y gruesas gafas negras de pasta, formaron la más popular, inteligente, aguda y surrealista pareja de humoristas durante más de dos decenios, los últimos años del franquismo y los primeros de la Transición. Casi nunca se enfadaron. Casi, a excepción de cuando Tip cambiaba el texto de los sketch porque le daba la gana. Y por su impuntualidad, que traía al conquense a maltraer. No se parecían en nada, pero con su cara de Buster Keaton hacía de contrapunto perfecto a los constantes aspavientos de su compañero.
Coll, además de humorista, fue actor, escritor y presentador de televisión y radio, además de un gran aficionado al billar. Entre sus numerosos libros, El diccionario de Coll, del que se sentía especialmente orgulloso, ha tenido 27 ediciones.
“Lo malo de discutir con los imbéciles es que tienes que ponerte a su altura para que te entiendan; y ahí es donde estás perdido, porque ellos saben hacer el imbécil mucho mejor que tú.
”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver