Siempre recordaría a Alphonse Bonnafé, el maestro del colegio con el que descubrió el mundo de la poesía, pero Brassens, que había nacido en una familia humilde de clase obrera, no fue nunca buen estudiante. Con ese currículo y dejándose llevar por el mismo espíritu indomable y anárquico del que haría gala en todas las facetas de la vida, a los quince años se ganó una expulsión del colegio y se fue a vivir a Paris.
En la ciudad de la luz frecuentaba librerías y bibliotecas, mientras cultivaba la extraña costumbre de acostarse al anochecer y levantarse de madrugada. Antes de la ocupación alemana de París, trabajó en Renault, y después sufrió condena en una fábrica de BMW en Alemania, hasta que al año escapó aprovechando un permiso.
Volvió a Paris, donde vivió en la clandestinidad durante cinco meses que pasó componiendo sus propias canciones. Liberada la ciudad, les había tomado tanto cariño a sus caseros que se quedó a vivir con ellos 22 años más.
Anarquista convencido, comenzó a colaborar en el diario Le Libertaire y a cantar en cabarets, cafés y music-halls parisienses, pese a su patológica timidez. Su popularidad ascendió rápidamente a partir de 1952, por sus actuaciones en el cabaret de Montmartre dirigido por la cantante Patachou. A partir de entonces él, que nunca se consideró un poeta, se convirtió a criterio de muchos en el mejor poeta de la Francia de su tiempo y en un mito de la Chanson française.
Sus canciones simples y elegantes y sus letras llenas de ironía y provocación elaboradas en un perfecto francés, reflejan una crítica mordaz de las falsas costumbres sociales. Siempre presente impregnando el conjunto, el sentido del humor, su amor por los marginados y la afirmación de la vida. Sus canciones han sido traducidas a más de veinte idiomas y han sido cantadas como símbolo de rebeldía y de compromiso por artistas como Paco Ibáñez, Javier Krahe, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina o Loquillo.
“Tengo verdadero talento para unir unas palabras con otras, pero no creo que se trate de verdadera poesía. Es una especie de habilidad, una ternura que pongo en mis canciones.”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver