Eleanor fue la sobrina favorita del presidente Theodore Roosevelt, quién veía en los ojos de aquella niña alta y fea el sufrimiento ocasionado por un padre alcohólico y una madre que la despreciaba. Fue su tío, el presidente Roosevelt, quien en 1905 la llevó al altar para casarla con un primo en quinto grado, Franklin Delano Roosevelt, un político al alza que la llevaría hasta la Casa Blanca. Recién casada, Eleanor comenzó a ejercer de esposa y madre de sus hijos, seis en diez años. Pero tanto antes como después de que su marido accediera a la presidencia tuvo tiempo para viajar por todo el país, apoyar el New Deal -la reforma económica que los sacaría de la crisis del 29-, abogar por la igualdad racial y de género, alentar a los soldados de la Segunda Guerra Mundial en los frentes en los que combatían, y promovía una caliente campaña para que los negros pudieran pilotar aviones mientras libraba una batalla en favor de los intelectuales perseguidos por el nazismo.
Durante los 12 años en que Franklin D. Roosevelt ocupó la que por circunstancias de la guerra ha sido la presidencia más larga de la historia de los Estados Unidos, Eleanor fue la asesora perfecta del presidente, sus ojos, sus oídos y sus piernas, desde que en 1921 la poliomielitis dejara a Franklin Delano anclado a una silla de ruedas de por vida. Cuando en 1938, Eleanor descubrió las cartas que confirmaron que su marido la engañaba con su secretaria, Lucy Page Mercer, le ofreció el divorcio, pero la todopoderosa madre del presidente más poderoso del mundo lo impidió. Entonces Eleanor se sobrepuso al fracaso y al dolor, llegaron a un acuerdo para mantener las apariencias y el amor se quedó en amistad. Lucy Mercer siguió frecuentando la Casa Blanca. Mientras tanto, para contrarrestar la infidelidad de su marido, Eleanor tuvo varios amantes, al menos Earl Miller, antiguo guardaespaldas de su marido, David Gurewitsch, su médico, y Lorena Hick Hickok, la redactora que la agencia Associated Press envió para cubrir la información de la Primera Dama. Todo muy civilizado. Eleanor nunca dejó de ser lo que siempre había sido, una apasionada luchadora por los los derechos humanos.
A la muerte de su marido 1945, Eleanor Roosevelt fue comisionada de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas. La eligieron presidenta de la Comisión de Derechos Humanos que consiguió sacar adelante la Declaración Universal de Derechos Humanos, la culminación de toda una vida. Cuando la Asamblea General la aprobó, todos los delegados se pusieron en pie para ovacionarla. Por aquel entonces, Eleanor Roosevelt ya era mucho más que la primera dama de Estados Unidos. Era una de las mujeres más influyentes en el siglo XX.
“El propósito de la vida es vivirla, disfrutar de la experiencia al extremo, extender la mano con impaciencia y sin miedo a vivir experiencias más nuevas y más enriquecedoras.”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver