El segundo mejor, mejor incluso que Freud que es el tercero de la lista pero no tan bueno como Carl Rogers, así al menos lo consideraban en los 80 la mayor parte de los profesionales de la psicología en Estados Unidos y Canadá. Es Albert Ellies y nació en Pittsburgh el 27 de septiembre de 1913.
Creió en Nueva York, allí transcurrió su infancia como el mayor de tres hermanos con unos padres, como poco, difíciles: su padre era un hombre dedicado a los negocios, negocios que no le iban especialmente bien, y su madre vivía al albur de su trastorno bipolar, ambos resultaron ser unos progenitores descuidados con sus hijos y emocionalmente distantes a ellos; por eso Ellies, en su papel de hermano mayor, se ocupaba de los pequeños a pesar de ser un niño enfermizo que llegó a sufrir varias hospitalizaciones. Los tres hermanos se vieron obligados a trabajar para contribuir a la economía familiar cuando llegó la gran depresión.
Su salud no mejoró con los años y a los 40 años le diagnosticaron diabetes, lo que tampoco cambió fue su fortaleza mental y emocional: como era un hombre terriblemente tímido, se obligó a hablar con 100 mujeres en el jardín botánico del Bronx en el periodo de un mes, no consiguió ni una sola cita pero sí liberarse de su pánico a hablar con las mujeres y a ser rechazado por ellas.
Estudió economía en la Universidad de Nueva York pero ni como economista ni como escritor le iba demasiado bien; comenzó entonces a escribir ensayos y a interesarse por la psicología, tanto fue así que se doctoró en psicología en la Universidad de Columbia.
Su estudio, que comenzaba en Freud, y su aprendizaje a través de su práctica como psicólogo con sus pacientes lo llevaron a desarrollar la terapia racional emotiva conductual por cuyos resultados ha recibido el reconocimiento internacional llegando a ser considerado en su momento el mejor psicólogo vivo; la terapia cognitiva que él ideó y puso en práctica la recogió también en su libro Cómo vivir con un neurótico.
Trabajó también como sexólogo, estudió y escribió largo y tendido sobre la sexualidad y el amor y llegó a escandalizar a la recatada sociedad americana por sus ideas liberales en lo relativo al sexo y por afirmar que las restricciones religiosas respecto al sexo eran innecesarias y también dañinas para el ser humano.
Los años 50 y 60 fueron los más críticos en el desarrollo de su actividad profesional y ya en los 80 le llegó el reconocimiento que lo acompañaría hasta el final de su vida; su obra es densa y en ella encontramos, especialmente en sus últimas obras, un gran cantidad de detalles autobiográficos que se resumen en un planteamiento: a mi me funcionó, quizá a usted también. Ésto da a sus tesis, basadas en el estudio, un valor empírico, más cuando sabemos de las dificultades que afrontó desde niño.
A pesar de las dificultades que le ocasionó su endeble salud desde niño, no se despidió del mundo hasta el año 2007 superada de largo la edad de 90 años.
“Los mejores años de tu vida son esos en los que decides que tus problemas son tuyos. No culpas a tu madre, a la ecología o al presidente. Te das cuenta de que controlas tu propio destino.”
The best years of your life are the ones in which you decide your problems are your own. You do not blame them on your mother, the ecology, or the president. You realize that you control your own destiny.
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver
