Un regalo en mil sabores.
En mil o en más, en tantos como Nando Jubany crea con lo que da la tierra y el mar.
El buen sabor, ese que queda en el alma y el recuerdo cuando ya no hay de él en la boca ni siquiera un rastro, es el santo grial del chef y éste, como alquimista que es, se encierra entre fogones, ingredientes y condimentos para crear y recrear sabores que son, antes de mostrarse en todos sus matices dulces, ácidos, salados o picantes, aromas y colores en el plato y al alcance de tus sentidos.
Así trabaja Nandu Jubany en su cocina, haciendo magia y alquimia para deleitar el paladar de quienes visitan su casa –Can Jubany-. Este chef catalán de prestigio incuestionable, avalado incluso por una estrella michelín, da rienda suelta a su creatividad sobre la cocina tradicional, la que lo es de siempre por una razón: su buen gusto en la boca.
Partiendo de ingredientes naturales y de temporada, de los productos frescos y en sazón, lo más delicioso, al fin y al cabo, del mercado en cada momento, Nandu Jubany juega con las recetas reinventándolas, haciendo evolucionar el sabor en gastronomía como evolucionan tantas cosas, todas, a través del tiempo.
Como suele ser recomendable en una primera visita, no podemos evitar rendir el gusto al menú degustación: ensalada Waldorf; coca de hojaldre con foie y manzana caramelizada; dashi de gamba de Palamós con verduras frescas; ostras ligeramente escabechadas, verduritas, algas y espuma de su agua; canelón de pollo de corral asado con rebozuelos a la crema; arroz seco de cohombros de mar y caldo de cigalas; calamar de potera con su tinta; pichón de sangre asado con tirabeques y postres… sorpresa.
Can Jubany es un regalo en mil sabores y no, esta afirmación no es una metáfora ni mucho menos una exageración, es rigurosamente cierta: no hay mejor regalo que dejar al objeto de tu obsequio con buen sabor de boca y eso, si regalas alguna de las deliciosas cajas de experiencias Jubany, está asegurado, más -pensamos- si eliges la que consiste en una cena en Can Jubany y una noche de alojamiento en Mas Albereda con cava y bombones en la habitación… una experiencia sólo apta para románticos.
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