Schhh… es un secreto.
Sin contraseña pero con reserva. Speakeasy es un secreto. O casi.
En el Chicago y Nueva York de los años 20, los speakeasy eran locales clandestinos conocidos por algunos y frecuentados por tan sólo unos pocos. La ley Seca imponía discreción y consignas que posibilitaban la entrada al otro lado. Y en la Barcelona de los 90, Javier de las Muelas, bartender y empresario de las restauración, melómano confeso y amante del cine, concibió una genial idea: convertir el almacén de bebidas del Dry Martini en un espacio gastronómico.
En la actualidad, muchos han oído hablar de este selecto restaurante y una amplia mayoría ha tenido la oportunidad de degustar sus especialidades; siempre previa reserva. Pero su aura de espacio cuasi secreto perdura. No tiene cartel ni puerta de acceso desde la calle. Ni una sola pista desvela lo que esconde: magia, gastronomía de factura impecable, cóctelería y bebidas Premium para sobremesas sin fin.
A Javier de las Muelas le gustan las liturgias; a él y a su equipo. Ellos ofician el servicio, mantienen impolutos los útiles y dispuestos los ingredientes. Ellos se ocupan de servir esa primera copa, seguramente un mítico Dry Martini, que se añade al contador luminoso y que se toma como antesala de lo que vendrá después. Será preciso cruzar una puerta que pasó desapercibida, recorrer un estrecho pasillo y, efectivamente, comprobar con asombro que se trata del almacén y de la zona de las cocinas.
El 162 de la calle Aribau alberga arte en cada esquina (obras de Keith Haring, Miquel Barceló, Romero Britto y otros muchos) y el recuerdo de aquel tiempo en el que este barman catalán tenía una cita semanal. Sucedía los miércoles. Entonces, amigos de diferentes ámbitos habían recibido la invitación para pulsar el timbre de la puerta de atrás y escuchar al camarero decir: ‘Cardenal Martini’. Si la respuesta era ‘Papa’, comenzaba la velada.
De estética industrial y entre estanterías cubiertas de botellas, se disponen las mesas. La luz tenue envuelve el ritmo sigiloso de los camareros y las conversaciones de los comensales. Para abrir boca y dada la ascendencia gaditana de Javier de Las Muelas, se degustan ortiguillas de Cádiz fritas y tortillitas de Camarones. Como principales destacan la merluza de pincho con porrusalda y galets o la coca de vieiras con crema fina de alcachofas y sus chips. La oferta carnívora pasa por clásicos como el lechazo meloso con terrina de patata trufada y el cochinillo ibérico -crujiente y deshuesado-, así como por un delicado steak tartar de solomillo al estilo Dry Martini.
Sin contraseña pero con reserva. Speakeasy es un secreto. O casi.