De un tiempo a esta parte, la zona de Ponzano se ha puesto tan de moda que incluso nosotros, mentes ávidas en cuanto a aperturas de restaurantes se refiere, se nos hace difícil seguir el ritmo y estar al día de todos y cada uno de los nombres que copan esta tan popular calle. Pero el Retiro, una zona con tabernas tradicionales donde el postureo queda relegado a la materia prima de primera y a la cocina bien elaborada, reivindica con fuerza el lugar que ocupó (y que para algunos nunca desapareció) en las listas de rutas de tapas de la capital antes del fenómeno #ponzaning.
Algunos expertos consideran esta isla situada a la sombra del Retiro como la milla de oro del tapeo, encajada entre Narváez, O’Donell, Ibiza y Menéndez Pelayo. Aquí, un entramado de calles ven cada día como cientos de parroquianos acuden a la llamada de su estómago para saciarlo con elaboraciones que beben de lo tradicional contagiadas por la vanguardia de hoy día. Pero sin estridencias. Sin esferificaciones. Sin nitrógeno líquido.
Elaboramos una lista de los imprescindibles del Retiro, con algunos clásicos como La Montería, otros más sofisticados como Bocadillo de Jamón y Champán, otros que se han renovado como Taberna Pedraza o incluso algunos que acaban de aterrizar como Taberna & Media, entre otros. Pero estas son solo algunas menciones de la amplísima oferta.
Como si de Lo Viejo de San Sebastián se tratara, vamos a hacer una ruta para ir saltando de uno a otro sin desplazarnos en exceso y probar sus especialidades. Aunque aviso, una vez que se entre en uno de ellos será difícil salir, más aun si se han hecho fuertes en alguna zona libre de la barra.
Taberna que tiene vida propia y fieles feligreses que acuden disciplinadamente a saciar el apetito con la afamada tortilla de Betanzos, con la yema casi líquida, posiblemente el plato más demandado del local, elaborada con huevos gallegos, todos del mismo peso y con un máximo de 4 días de puesta. Pero no es lo único que aquí destaca. Sugerimos las croquetas de jamón, finalistas del primer campeonato a la mejor croqueta de jamón del mundo, la chistorra con pimientos de padrón traída ex profeso del País Vasco o la butifarra de perol recibida desde Barcelona. Desde hace un año Taberna Pedraza está en el local contiguo, más amplio y acogedor.
Regentado por alguien con una trayectoria gastronómica sólida, José Luis Martínez abre esta taberna dispuesto a ofrecer el mismo producto de hace 50 años pero con una presentación actual. Destacan propuestas como la tajada de bacalao de la casa, los torreznos crujientes de Fuentidueña o las bravas cremosas. Dentro de las recomendaciones de la casa se encuentran las alcachofas moradas de Alicante confitadas, la burrata con mojo de tomates secos y lechuga viva o el tomate de autor aliñado, una especie autóctona de Zaragoza al que se le añade Aceite de Oliva Virgen Extra ecológico de variedad manzanilla cacereña.
Esta taberna, que nació a principios de los 60, sea posiblemente una de las más populares dado el refinamiento de sus presentaciones, la atención que ponen al producto de mercado y el sabor que emana de cada uno de sus platos. Encontramos mejillones tigre, rollitos de mango con foie, ragú de venado, boletus con huevo trufado. También carnes de caza como ciervo, perdiz o jabalí, haciendo honor a su nombre, no podían faltar entre sus especialidades. La estética es sobria, con madera de cerezo, zócalos de pizarra, paredes blancas lisas, espejos y poco más.
Un clásico de la zona que día a día demuestra que su pasión es esta, la gastronomía. Su creatividad se expresa en las nuevas propuestas que ofrecen cada semana manteniendo sus fijos como los mejillones en escabeche, anchoas, callos, alcachofas fritas o las croquetas melosas de jamón u hongos.
Poco más que añadir con este título. Esto es precisamente lo que encontraremos en este establecimiento que desde hace poco suma su segundo local a las puertas del Retiro. Jamón ibérico de bellota y otras combinaciones como el de tortilla semi deshecha, el de lomo con tomate triturado servido en mollete, o el de rúcula con parmesano, membrillo y mortadela trufada. Hay tres opciones de panes: mollete, chapata o leña, todos horneados en el momento. De la oferta de espumosos destacan Henri Abelé, André Clouet, Delamotte, Frerejean Frères o Lallier.
Ocupa en lugar donde antes se situaba Laredo –ahora desplazada a una de las calles aledañas. La Catapa destaca entre las tabernas del barrio por lo que se recomienda ir pronto si se quiere tener un hueco en la barra, esta con forma de ele, o en alguna de sus mesas altas, que no abundan en exceso. Aquí se rinde homenaje al producto excelso y goza de fama sus sepietas con alioli negro, las mollejitas de cordero, el tataki de tiburón o las croquetas, melosas y llenas de sabor. Las alcachofas, ahora en temporada, son convincentes y como especialidad de la casa ofrecen un steak tarta con mostaza de Dijon y esencia de tartufo.
Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.
