Probando de distintos platillos.

La reinvención del tapeo tiene nombre bable, Llamber –probar de distintos platillos– pero esta reinvención, firmada por Francisco Heras, no sería completa sin Eva Arbonés, porque la gastronomía va más allá del sabor y el aroma que emana del plato o su delicioso aspecto, va también en los caldos que introducen y acompañan cada plato y en el entorno en el que tal degustación tiene lugar.

Hace tres años abrieron las puertas del primer Llamber en Avilés y estrenan ahora el segundo en Barcelona; el lugar en que se ubica resulta evocador e inspiró a Eva en su diseño, pues se trata de un antiguo almacén de fruta del que se respetan diferentes elementos y a los que se une una decoración que va también más allá de lo rústico buscando crear un ambiente acogedor en el que acomodarse y disfrutar del vino, las tapas, los platos, la compañía, el momento…

El Llamber de Barcelona ocupa los casi 300 metros del antiguo almacén de frutas y los distribuye en tres zonas: una de barra y degustación donde una tapa, por cuenta de la casa, acompaña a cada copa de vino, vinos todos de su bodega en la que mantienen más de 120 referencias nacionales e internacionales y que está además habilitada para la celebración de catas; el restaurante, espacio en el que podrás disfrutar de las delicias de una cocina que se basa en los alimentos naturales, frescos y de temporada cocinados con la experiencia y exquisito gusto del chef; dispone tambén de una zona reservada para reuniones discretas y eventos privados.

Pulpo gratinado con queso ahumado de los caserinos; arroz negro con sepionetas y all i oli; fondue de parmesano, trigueros y langostinos; fabes verdinas, tomates Raf de Almería, bocartes, sardinas, calamares, berberechos de la costa gallega o gamba roja del Mediterráneo…

Si ya se te está haciendo la boca agua, no tienes más que ver la localización del Llamber en la parte superior izquierda de este artículo y, si tienes la suerte de estar en Barcelona, dirigir hacia él tu gusto y tus pasos.