Menús de Mandarin Oriental en los vuelos de Cathay Pacific.

No hay detalle por el que no se pueda destacar a un hotel de la cadena Mandarin Oriental. Sus habitaciones son cómodas y espaciosas, su servicio, atento y roza la perfección… y qué decir de su gastronomía. Buen ejemplo de ello lo tenemos en España, donde el establecimiento de Barcelona cuenta con la insigne Carme Ruscalleda al mando de los fogones.

Sin embargo, ya no hace falta estar en uno de ellos para poder degustar las exquisiteces que preparan los reputados cocineros de estos cinco estrellas. De hecho, por no ser necesario, ni siquiera encontrarse sobre tierra firme. Y todo gracias al acuerdo al que han llegado los hoteleros con Cathay Pacific, una de las aerolíneas de referencia en el lujo Panasiático. La compañía hongkonesa va a empezar a servir los menús que se pueden disfrutar en los Mandarin Oriental, con una carta que rotará completamente cada mes, en una iniciativa que ya han bautizado como ‘pop-up menú’.

Será en las rutas que unan la antigua colonia británica con Londres, parís, Nueva York, San Francisco, Tokio y Boston. De los menús se encargará el célebre cocinero Thierry Marx, responsable del Sur Mesure del Mandarin Oriental de París, junto a un trío de colegas a su altura en genialidad. El estreno, por ejemplo, consistirá en un menú con estrella Michelin compuesto, entre otros platos, por pollo de corral con relleno de foie y champiñones, infusionado con cinco especias chinas.

La lista de platos anunciados nos hace la boca agua. Desde un perfecto Beef Bourguignon a un Consomé francés, pasando por sopa de tomates asados o el dulce de chocolate con relleno de crema de queso y helado. Será imposible no chuparse los dedos.

Y como estamos en Primera Clase, todo será regado por una de las bodegas en el aire más deseadas. Luego tocará una pequeña siesta en los asientos convertibles en cama horizontal, o una película en una de las videotecas en vuelo con más variedad. No será por falta de opciones de entretenimiento. Seguro que faltarán las ganas de aterrizar. El viaje será siempre demasiado rápido.