En la tasquita de enfrente.
En La Tasquita no se pide la carta porque la carta buena es el as que se guarda siempre el chef en la manga...
Los sueños existen con el único fin de verse cumplidos y, para muestra, el lugar del que queremos hablaros hoy; se trata de un rincón de sueños cumplidos receta a receta y día a día. Sueño a sueño.
Fue en los 60 cuando Serafín López abrió un pequeño restaurante frente a la La Gran Tasca y lo llamó La Tasquita de Enfrente; alrededor de la cocina de aquel local hizo la vida y en ella su hijo Juanjo comenzó a descubrir la magia de las texturas y los sabores; a Juanjo la vida lo llevó por otros caminos relegando a la gastronomía al exclusivo lugar de los hobbies, degustando momentos que alimentaban el sueño de un gran restaurante.
Tras una vida al frente de su Tasquita, Serafín rubricó su ‘hasta aquí’; Juanjo dió entonces rienda suelta a su sueño cambiando la corbata por un delantal sumando a tanto bueno que hicera su padre en aquel restaurante, lo mucho que él mismo había aprendido. Hace de aquello 15 años y La Tasquita de Enfrente -regentada por Juanjo López y Mercedes Romero– es hoy un referente de la cocina de mercado con reconocimientos a nivel nacional e internacional.
En La Tasquita no se pide la carta porque la carta buena es el as que se guarda siempre Juanjo en la manga, porque lo que se cuece en los fogones de esta tasquita es lo más fresco y lo mejor del mercado cada día que no ha sido hoy lo mismo que será mañana ni mucho menos de aquí a un mes o dos.
En la tasquita toma uno asiento y, o bien se decanta por un menú degustación y convierte su cena o su comida en un festival de aromas, sabores y colores, o se le pregunta a Juanjo ‘¿qué comemos hoy?’ y sigue uno a pies juntillas su recomendación que, en esta época del año, bien puede ser un ajoblanco con cerezas o cebiche templado de pulpo para abrir boca y prepararse para una carne o un pescado: de las primeras la hamburguesa de solomillo con foie, el tuétano con caviar o incluso unos callos -no en vano estamos en Madrid-, y si eres de gustos marineros, chipirones de potera con patata y cebolla, atún rojo con salsa teriyake, bonitako o raya a la mantequilla negra.
¿Qué hay del postre? unas fresas de Aranjuez, cerezas del Jerte o… el pecado último, alguno de los sorprendentes postres de Abraham Maciñeiras como la torrija ‘tasquita’, la panacota con miel de palma o el tiramisú de pistachos.
Claro que este menú, además de pecado, lleva capricho y es que la bodega de la Tasquita, además de una surtida variedad de caldos, mantiene más de 50 referencias de champagne entre las que no faltan las más relevantes ni tampoco una selección de pequeños productores.
Ahí nos vemos, en La Tasquita de Enfrente, ese pequeño local de tan solo ocho mesas y una barra que ni es ni deja de ser una tasca de las de toda la vida y es, de eso no cabe la menor duda, uno de los mejores restaurantes de la capital.
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