De la costa a la gran ciudad: una aventura culinaria.
Marc Roca nos presenta Blau BCN, su pequeño rincón culinario de creación, pasión e innovación.
Todo empezó en Begur cuando en 1998 un pequeño bar de tapas situado en pleno corazón de L’Empordá hacía las delicias de los veraneantes con sus exquisitas raciones. Tras la comida, acceso directo al cóctel sin necesidad de pisar la calle, hilando tapas y copas en un ambiente ecléctico, divertido, completamente distinto al que se respiraba en cualquier otro restaurante de la zona.
El mar de la costa brava inspiró el nombre de mi primer restaurante, el Blau de Begur –comenta Marc Roca, el chef artífice de esta deliciosa historia culinaria-. El estilo de cocina que allá se ha ido forjando es el que traslado ahora al Blau BCN, la continuación ambiciosa de este proyecto de vida que es para mí la buena cocina. Y así, diez años después, la aventura que comenzó en una pequeña localidad costera continuó en una de las capitales españolas más cosmopolitas, Barcelona.
Como el mar que inspiró su nombre, los fogones del Blau BCN llevan el sello de la costa de Begur: cocina catalana de siempre, la de toda la vida, pero “a la manera” de Marc. Sus recetas deliciosamente innovadoras con sabor a tradición componen una carta de temporada llena de sorpresas a base de ingredientes frescos seleccionados a diario por el propio chef en mercados como el de la Boquería. Entre sus clásicos, las croquetas de pollo ecológico rustido o el foie mi-cuit con membrillo son placeres que no deberías perderte. Si optas por lo tradicional, los pies de cerdo deshuesados aunque si te va más la innovación, el tartar de atún con mayonesa wasabi es tu plato. Los postres, irresistibles: mousse de la pasión, pastel de chocolate al vapor, tiramisú…
También puedes elegir entre las “fórmulas Marc Roca” –Fórmula Mediodía, Fórmula Noche o menú degustación– para disfrutar lo mejor de carta aderezado con delicias de última hora. Maneras diferentes de saborear mayor variedad de platos y disfrutar de la acogedora atmósfera de este exquisito rincón del barrio de L’Eixample donde azules y antracitas pintan su ambiente romántico, tranquilo, y la pasión, la cercanía y amabilidad de su chef flotan en el aire, en cada detalle, en cada plato.