París es una ciudad que exige ser visitada con los 5 sentidos e incluso con el sexto, es un rincón del mundo imponente y rico en arte y vida, también en gastronomía pero, dado que cuando viajamos o dedicamos a nuestro destinos más que unos días ¿cómo comerte París entero? Hoy nos detenemos en sus restaurantes y os recomendamos 6 de tantos como abren cada día sus puertas en la ciudad del Sena y del amor. ¿Por qué éstos y no otros? porque, puestos a visitar una ciudad gastronómicamente tan rica como ésta, lo suyo es degustar la tradición culinaria que le es propia y nada más francés que un bistró, un bar o restaurante de platos típicos. Nosotros te sugerimos 6 bistrós en París para que elijas a placer y para que regreses de la ciudad del Sena con gran sabor de boca.
Si buscas un típico bistró francés en su decoración y en su propuesta gastronómica, visita Le bon Georges; aquí la carta se basa en los ingredientes de temporada tratados en cocina de forma sencilla y siguiendo la tradición gastronómica francesa.
Éste es un bistró de lo más coqueto y muy parisino en su decoración con sus sofás rojos, sus mesas de madera y sus paredes blancas. Su carta es, como buen bistró, tradicional, sencilla y sabrosa como es la gastronomía francesa.
David Rathgeber es el chef de un restaurante de decoración clásica y un tanto recargada pero muy cálida y acogedora; su propuesta gastronómica por su parte se basa es la tradición francesa pero con un notable toque personal.
Éste es un bistró familiar con mucha historia: en tiempos fue un bar de vinos regentado por Tim Johnston y es hoy un coqueto bistró de vinos bajo la dirección de su hija. Aquí es casi obligado maridar porque los platos se crecen ante la bodega de este bistró.
Éste es un bistró para foodies porque aparece en la lista de los 100 mejores restaurantes de Francia. Claro que no por ello es menos bistró -menos tradicional ni menos francés- sino más bien al contrario, se trata de una propuesta de alto nivel de la gastronomía popular gala.
Ésta propuesta tiene mucho de bistró y algo de vanguardia, su ubicación es además perfecta y su decoración la propia de un restaurante acogedor, muy parisino.
Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.
