El Hotel Villa Magna de Madrid garantiza desde su reapertura en 2009 el verdadero lujo: el de la experiencia. Eso que atestiguan no sólo sus cinco estrellas si no la larga lista de nobles, músicos, empresarios, escritores, famosos todos que no tienen duda alguna en cual es su hotel de referencia en Madrid. Prestigio del que sólo se gana por méritos, por la delicada perfección de todos los detalles, por un difícilmente mejorable servicio, por el ejército de personal siempre eficiente, amable, discreto, por la lujosa pero elegante decoración, clásica pero con todas las comodidades modernas, que remata cualquier sala, habitación o suite, por su esmerado mimo en rasgos tan significativos como el personal perfume, delicado y delicioso, fino, fresco, de cítricos, que se respira en sus 150 habitaciones y suites, que tiene par también en el perfume de las almohadas.
Pero el Villa Magna no sólo ofrece la posibilidad de una estancia en cualquiera de sus habitaciones, como cada año la Navidad del hotel ofrece todo ese savoir faire también en la mesa con diferentes y excepcionales propuestas, para elegir, para todos los gustos, para la mayoría de los bolsillos; de la Cena de Nochebuena, a la de Nochevieja, de la comida de Navidad al Brunch de Año Nuevo; de 110 a 315 euros. Todo precedido por una espectacular fuente de cacao puro con frutas, dulces y toppings que se podrá disfrutar del 22 de diciembre al 6 de enero.
Una forma diferente, excepcional, de disfrutar de las fiestas, de la celebración de la Navidad, en familia o con amigos, con una experiencia única con G de Gran Lujo, que también incluye paquetes de estancias especiales. Para el 24 de diciembre, Nochebuena, habitación Deluxe con botella de champagne, dulces navideños, cena en el Restaurante Villa Magna y un completo desayuno Gourmet Buffet o un romántico desayuno continental en la habitación, por 935 euros para dos. El 31 de diciembre, Nochevieja, el precio es de 1300 euros en una habitación Deluxe doble. Y para esa misma noche, el paquete Brunch de Año Nuevo, que sustituye la cena y el desayuno, para los más fiesteros, por el Brunch, 750 euros en una habitación Magna para dos personas.
Tres entrantes, dos platos principales, tres postres que incluyen lingote de foie y oro, reducción de fruta de la pasión y espuma de coco, pato azulón en dos cocciones, reducción de su jugo al Grand Marnier, guisantes del Maresme tiernos y puré de calabaza, cremoso de cereza, hojaldre caramelizado, mousse de maraschino, crujiente defeuilletine y helado de pistacho.
Los que elijan la comida de Navidad podrán extenderse con un espectacular menú que incluye carabinero, crema de hinojo y coco, clorofila de berros y migas crujientes de su coral, rodaballo salvaje, salteado de setas de temporada y almeja de carril, verduras de invierno y la terrina de cochinillo crujiente, ñoquis de boniato, reducción de vinagre de sidra, chips de remolacha y salsa de Madeira, espuma de cava rosado, roca de naranja sanguina y helado de haba tonka o tronco de praliné de avellana y almendra, glaseado de cacao con helado de Nougat.
Cuatro entrantes, dos platos principales y dos deliciosos postres. Centollo del Cantábrico en ensalada, manzana Granny Smith, gel de bergamota, hojas de capuchina y toques yodados o bogavante azul, bisque aromatizado con galanga y jengibre, con verduritas anisadas, besugo de lonja de Burela, alcachofas confitadas y salsa romesco y solomillo Wellington de vaca vieja, duxelle de setas y trufa, con cebollitas Grelotasadas, parfait de pistacho, bizcocho genovés, frutos rojos macerados en su coulis con sorbete de fresa y albahaca.
Al brunch de Año Nuevo, servido en el Salón Presidencial, no le falta de nada: desde una amplia selección de pescados y mariscos como el sashimi de Hamachi con salsa Ponzu o las vieiras con chutney de mango y ensalada de berros, a una espectacular gran variedad de entradas frías y calientes, huevos Benedictine al gusto, lubina salvaje en salsa de almejas a la plancha, paletilla de cordero, patatas asadas al romero y jugo de cordero con ajos de las Pedroñeras o asado de Roastbeef, boletus salteados y patata aligot.
Los macarons marcarán el dulce y la gula en una gran pirámide junto a la que no faltarán multitud de pequeños postres.
Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.
