Suave mantequilla.

En Martina de Zuricalday la tentación es absoluta y los bollos de mantequilla, imprescindibles.

Quizá no sean patrimonio exclusivo de las pastelerías bilbaínas, aunque todo apunta a que sí. Los bollos de mantequilla, pequeñas especialidades tipo suizo, con una fina pero deliciosa capa de mantequilla en el interior, son sencillamente inolvidables. Si faltaban razones para visitar esta ciudad del Norte, aquí va una más. Recordar la infancia, bien merece una escapada.

Y en Martina de Zuricalday los elaboran, uno a uno, como en pocos lugares. Lo hacen cada mañana y desde hace más de 200 años. De hecho, esta pastelería es una de las más antiguas de la ciudad del Nervión; en 1830 fue fundada en el Casco Viejo. Hoy son cuatro los establecimientos y en todos ellos, la oferta es realmente exquisita.

Con ingredientes naturales y de altísima calidad, elaboran esos dulces que a la mayoría traen de cabeza. Y es que apetece probarlos todos aunque el riesgo de dolor de barriga sea elevado dado el atracón.

Macarons, cupcakes, muffins y financiers han llegado con sus títulos anglosajones para compartir vitrina con las palmeras de chocolate, los pasteles de arroz, las bombas de crema pastelera, las trufas… y sí, también con ellos, con los bollos suizos.

Cuenta la historia que fue una adaptación de los llamados suizos de leche que trajeron, en el siglo XIX, a Bilbao unos suizos de Poschiavo y que rellenaron con crema de mantequilla. Como a casi todo lo que triunfa, las imitaciones han proliferado. Pero los de Martina de Zuricalday son inconfudibles. Cada mañana sale el sol y se hornean estos bocados de infancia. La más dulce.

Localización

E

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