Quiero un Cavalli de chocolate.

El universo Cavalli va más allá de lucir y vestir cuerpo y hogar, más allá incluso del vodka on the rocks o a modo de cóctel de fiesta y brindis que ya conocemos, llega también al sugerente mundo del chocolate.

Amargo, con leche, blanco o extrafino, con pistacho, almendra, avellanas o doble praliné, también con naranja café o incluso chile; en tabletas, bombones y untable, vestido con los animal print santo y seña de la casa que los firma –Roberto Cavalli– estos chocolates se convierten en una tentación irresistible.

Y es que el chocolate es mucho más que un placer, sus efectos afrodisíacos están todavía por demostrar científicamente pero la costumbre y tradición así como las leyendas que rodean a este delicioso dulce, lo asocia irremediablemente al amor y la seducción, a la provocación y las noches sin fin. Cavalli se suma este saber popular y envuelve sus chocolates con la misma delicadeza y encanto que haría con cualquier joya o complemento y así… ¿quién puede negarse a probarlos?

Eso, sabiendo además que no tienes que cruzar el Mediterráneo para rendirte a ellos, el Caffè Giacosa -un clásico italiano con más de un siglo de historia que es parte hoy del universo Cavalli– te los lleva a casa.