Hay costumbres ligadas a la tradición católica de nuestro país en las que confluímos todos, los creyentes y los que no lo son, los más modernos, futuristas y vanguardistas y los que hace de las tradiciones objeto de veneración ¿quién es capaz de negarse unas torrijas le importe poco o mucho la Cuaresma, la Semana Santa o cualquier otra fiesta de guardar?.
Claro que las torrijas, como tantas cosas, no son sólo lo que fueron, podemos degustar las clásicas de leche o vino, hacerlo incluso como se hacía hace un siglo en los bares de Madrid acompañándolas de una copa de vino o, como se ha hecho siempre, aprovechando el pan sobrante del día anterior pero también podemos dejarnos llegar por un maestro pastelero como José Fernández y descubrir así un nuevo modo de comer torrijas.
Para empezar, José Fernández -dueño y señor de la cocina de Pastelería Nunos- obvia cualquier aprovechamiento hornea un pan de larga fermentación especialmente preparado para este dulce, un dulce que cuenta también con otros ingredientes de primera calidad como el chocolate Valhrona o la vainilla de Madagascar y con un espectacular toque espirituoso.
¿Qué eres de los clásicos y quieres la torrija de leche o vino de toda la vida? en Nunos la encontrarás acompañada de crema pastelera o dulce de leche pero nuestra recomendación es otra… ¿te imaginas unas torrijas preparadas con un Rioja o un Albariño? ¿y con vermuth, champán, un Pedro Ximénez o Quina Santa Catalina? A continuación te desvelamos como son las creativas torrijas de José Fernández en Nunos, lo hacemos no sin advertirte antes: cuando las descubras no podrás evitar lanzarte a probarlas todas porque son torrijas hechas para tentarte, para que caigas en la tentación y para que peques (ya llegará después el momento de la penintencia).
Con una copa de champán, brindando por un nuevo amor… decía la canción; algo así deben cantar en la Pastelería Nunos mientras preparan sus torrijas de champán que, además de servirse acompañadas por una copa de este espumoso, se bañan con fresas y se rellenan de crema de frambuesa.
Las torrijas de vino blanco son las del pecado original porque están rellenas de crema de manzana, la fruta de la discordia (la del ‘dale un bocado, Adán’ y todos desahuciados del jardín del Edén); se preparan con Albariño (no dudes en acompañarlas de una copa fría de este vino) especiado con citronella y manzanas.
¿Eres de los que todavía cuenta como en tus años de colegio tus padres regaban tu tazón de leche del desayuno con un poco de Quina Santa Catalina? si es así te encantará esta torrija porque además se rellena de chocolate blanco caramelizado y se decora con gallegas spéculoos.
Torrija de Pedro Ximénez o la última tentación dulce.
Si la torrija de vermut es ideal para el aperitivo, la de Pedro Ximénez sabe a postre, se prepara con este vino dulce y se rellena con dulce de leche, pasas y virutas de chocolate. (No hay quien evite caer en esta tentación…).
Puede parecer una tradicional torrija de vino pero no lo es, ésta se prepara con un reserva de Rioja azucarado y especiado con canela, cardamomo, naranja y cilantro, está rellena de queso y arándanos.
Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.
