Una bebida embriagadora.

Hay quien, incluso en sábado noche, lo tiene claro y confiesa 'Yo Moho'. Y es que nos gusta una sidra...

Nos gusta la sidra. Y la fabricamos casi desde que el mundo es mundo, quizá porque incluso en el paraíso terrenal, aquel del que disfrutábamos antes de caer en la tentación, había manzanos… y manzanas.

Sin remontarnos a la Biblia, sabemos que la sidra era más del agrado griego que romano, y es que rendían el gusto los del gran imperio a la uva y su caldo más que a la manzana y el suyo; también en la corte de Carlomagno gustaban de extraer el jugo a la fruta prohibida -y símbolo del pecado en la tradición católica- y macerarlo para consumirlo con un ligero toque de alcohol porque, como lleva impreso la palabra en su origen latino y hebreo, la sidra es una bebida embriagadora.

Y embriagados nos hayamos ante una nueva sidra -o no tan nueva pero sí nuevamente conocida-; se trata de una bebida de aroma intenso y fondo fresco compuesta de agua mineral de Dinamarca y una mezcla equilibrada de manzanas dulces y ácidas, todas de origen europeo y ecológico; está disponible con tres toques de sabor al gusto: flor de saúco, frutos del bosque o manzana… y amenaza con plantar cara a la cerveza por su ser dulce y refrescante.

Basta con darse una vuelta por Ibiza -en Ants, la fiesta oficial de sábado noche en Ushuaïa Ibiza Beach Hotel- o Barcelona – en Shoko Club, Ohla Hotel Boutique o Dime Club- para descubrir como cada vez son más quienes aliñan la fiesta, la diversión, la juerga y el baile con el alcohol justo y confiesan ‘Yo moho. ¿Y tú?’.

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