Sabiduría y tradición del sol naciente. Suntory Whisky. El arte japonés líquido.

Una oda a la naturaleza creada con la sabiduría milenaria convertida en oro líquido.

¿Te atreverías a pensar que uno de los mejores sakes del mundo proviene de Inglaterra? Con la misma reticencia se recibió la noticia del whisky hecho en Japón. Sin embargo, Shinjiro Torii confiaba plenamente en su oro líquido y, ante el asombro de todos, se hizo con cuanto premio se atravesó en su camino, varias veces, varios años. Porque es que la historia detrás de Suntory es para escucharla con calma, bebiendo un whisky.

Torii importaba vinos a Japón que luego adaptaba al gusto japonés. Fue tal el éxito que tuvo con su Akadama Port Wine y su destilería, que se atrevió a más. Y probó con los escoceses. Como buen nipón, absorbió todos los conocimientos y los secretos de los scotchs pero adaptándolo a su cultura. Buscó un terreno similar a las Highlands. Mar, clima de contrastes y agua… Para acertar buscó donde el creador de la ceremonia del té estaba. Si la bebida más preciada de su país necesitaba el agua más pura para ser perfecta, su whisky necesitaba el mismo ingrediente. Así que eligió el terreno en que construye la destilería de Yamazaki, la primera de single malt japonés, a las afueras de Kioto.

Los japoneses encontraron que el primer whisky de Torii, el Shirofuda, era demasiado ahumado y fuerte. La búsqueda del sabor perfecto, llevó a modificar los matices hasta dar con el Suntory también conocido como Kakubin, toda una obra maestra que demuestra el perfecto balance entre armonía con la naturaleza, repeto por los sabores y minuciosidad japonesa.

Pero la gama crece entre los ´80 y los ´90 con el Yamazaki, el Hakushu y el blended Hibiki. Obras artesanales que nacen a través de rituales cuidados… casi sagrados y que resaltan sus características principales que se disfrutan sorbo a sorbo.

Parecía imposible que un gran whisky naciera en Japón pero, para imposible, Suntory rebate todas previsiones. Porque también está planeando enviar sus destilados a una estación espacial para estudiar cómo las diferentes atmósferas, incluso la falta de gravedad, afecta al sabor y a los matices de sus whiskies.

Porque son como una ceremonia secreta embotellada. Un ritual hecho whisky que delata el arte japonés de Suntory.

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    Suntory Yamazaki

    El Yamazaki tiene un aroma afrutado y a madera de roble japonés. Es intenso en cada una de sus expresiones: Destiller´s Reserve, 12 años, 18 años, 25 años que ya posee matices a cacao, café y almendras.

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    Suntory Hakushu

    El Hakushu nace rodeado de un bosque frondoso en los alrededores de una de las destilerías a mayor altitud del mundo. Es más exuberante y fresco, un sigle malt vibrante y refrescante que se puede descubrir a lo largo de todas sus expresiones.

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    Suntory Hibiki

    Y el Hibiki. Toda una oda a la naturaleza en un blended que conjuga innumerables whiskies de malta y de grano. Una sinfonía seductora, enigmática y refinada. Desde su botella, con sus 24 facetas que representan las 24 estaciones del calendario japonés y una por cada hora del día. La sensibilidad hecha oro líquido en sus expresiones Hibiki Harmony con su luminosidad y notas florales. El paladar suave del 12 años y sus matices de miel, natilla y pimienta rosa. El sereno 17 años, y sus tonos ámbar equilibrado, claro y complejo. Todo en su justa proporción. El 21 años y su intensidad con las notas al roble japonés, todo un sello de identidad que le da un carácter únicos a los Suntory. Y el 30 años. Sabiduría hecha líquido que evoca al cuero, las uvas y las ciruelas pasas.

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