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Delicadamente intensa.
Brockmans, una experiencia de sabor intensamente suave que aúna tradición artesanal y vanguardia en una mezcla innovadora de botánicos.
Todo comienza con un aroma sutil a trementina y hierba fresca. El aroma del enebro. Verde, salvaje, estimulante, el pequeño árbol milenario nos conduce hasta culturas prehistóricas, mitos celtas, bosques legendarios donde todo puede suceder y a una aventura olfativa excepcional que acaba revelándonos los secretos del verdadero significado de la armonía a través de un fascinante paseo por el universo aromático de la ginebra.
De la mano de Alexandre Schmitt –prestigioso perfumista y catador profesional– nos adentramos en un mundo complejo, sofisticado y lleno de misterio donde el enigmático espectro de los olores es el protagonista de una sinfonía perfumada y única que hace estallar en nuestro paladar el intenso sabor de Brockmans, una ginebra excepcional llena de matices.
Tras el enebro, se abre camino el cedro. Su cadencia y su carácter amaderado siguen el ritmo de un acorde picante a base de coriandro y cubeb al que se suma el toque cálido, dulce y especiado de la cassia. Suavizan la melodía la delicadeza de almendra blanca y la ácida dulzura del limón, mientras que la mora cierra el conjunto con sus coloridas notas y un exquisito aroma floral a violetas y frutos negros. El resultado, una composición armónica perfecta en la que persisten los matices más sensuales y profundos, proporcionando a Brockmans un sabor redondo, misterioso, elegante y delicadamente intenso. Su suavidad aromática permite degustarla sola con hielo, aunque para los amantes del Gin-tonic se recomienda servir con un máximo de dos ingredientes: arándano negro, tira de cáscara de lima o twist de cáscara de pomelo.