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cerrarEl champagne prêt-à porter.
Su shopping bag es tan elegante como especiales son sus puntadas y hasta su trampantojo.
Convertido en título de una canción de Joaquín Sabina y consagrado así para siempre a permanecer inalterable en la memoria de sus fans, el Veuve Clicquot Rosé se muestra ante nuestros ojos como uno de los champagne más complejos y finos que se puedan saborear; delicioso, romántico, evocador e intenso. Y tal vez no tenga mucho que ver la canción para que permanezca en la memoria, sino que esta es una de esas bebidas que, por si misma, es poesía, rima en consonante y llega a acariciar los sentidos sin necesidad de endecasílabos.
Profundo, luminoso, y con esos reflejos rosados tan seductores lo convierten en el mejor Champagne para los momentos más Mmmm, ya que posee un paladar que libera adrenalina en cada estrofa.
Y si ya de por si apetece, porque apetece, cuando veais su shopping bag lo vais a desear por los siglos de los siglos. Es tan elegante como objeto, tan rosa y tan liviana, tan así como bella, tan especial, tan la quiero, tan prêt-à-porter, tan divina, como especiales son sus puntadas de hilo fino y su divino trampantojo; y lo mejor es que ayuda a mantener la temperatura ideal del champagne más romántico de la Maison durante dos horas, tiempo durante el cual… Allá cada cual.
«Negocié tablas al ajedrez: tu alfil por mis peones. Abrevé en los pezones con sal de la mujer de Lot. Antes de que tiñera noviembre mis habitaciones, descorché otra botella con la viudita de Clicquot»
Joaquín Sabina.