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Uno de los Vintage más inéditos de la Maison. Añada de contrastes y Dom Pérignon Vintage 2005.

Año de ganadores, de artistas y descubrimientos. Año de uvas sublimes y un champagne perfecto.

Aquel año, el equipo del observatorio de Monte Palomar descubría el planeta enano Eris, el más lejano del sistema solar. Ellen MacArthur establecía el récord de la vuelta al mundo en solitario en velero, en 71 días y 14 horas. Y ABBA se reunía, después de más de treinta años, en el estreno del musical Mamma Mia! También, comenzaba la maduración de años del Dom Pérignon Vintage 2005.

Fueron 12 meses llenos de contrastes, en los que la temperie propició una añada especial. Es lo mismo que, posiblemente, piensen Chad Hurley, Steve Chen y Jawed Karim que ese año fundaron YouTube. Mientras Madrid se colapsaba por la gran nevada y el Protocolo de Kioto entraba en vigor.

Hace ya 9 años que ese mundo quedó en pasado, pero el Dom Pérignon Vintage 2005 está listo para ser disfrutado burbuja a burbuja, con esa madurez aromática que destaca por sobre los matices de su sabor. Un equilibrio perfecto como nunca se había logrado antes. Una armonía absoluta que da una sensación de auténtica obra terminada, satisfecha de sí misma. Como “San Jerónimo leyendo una carta al pintor francés” que, ese año, el Museo del Prado y el Instituto Cervantes anunciaban la atribución de esta pintura inédita a Georges de La Tour.

El Dom Pérignon Vintage 2005 nacía cuando Fernando Alonso se coronaba Campeón del mundo en el Gran Premio de Brasil y Rafael Nadal se proclamaba ganador de Rolland Garrós. Premiado, también, fue Amenábar con su “Mar Adentro” y Madonna se confesaba en el Dance Floor.

El Vintage 2005 es el resultado de un año especialmente cálido, con pocas lluvia, sorprendido por un agosto caliente que parecía no terminar hasta que llegó un septiembre frío. Un antagonismo meteo sumado a un reposo minucioso, que logra que todo comience en nariz con un intenso bouquet afrutado que desviste notas de praliné y cilantro. Luego, una sensación en boca de carácter rotundo con poderosa presencia. Estructurada y decidida, firme y densa. Una picardía final floral y especiada, intrigante y perdurable. Como el poder de Angela Merkel que mantiene su puesto desde 2005.

Ser un Vintage significa pertenecer a las mejores uvas de una única añada. Sólo ellas y ninguna más, únicas. Como Maia Plisetskaya y Tamara Rojo, que en 2005 fueron galardonadas con el Premio Príncipe de Asturias a las Artes.

Por supuesto que el Vintage 2005 sólo puede encontrarse, en exclusiva, en los Dom Pérignon Le Club de El Corte Inglés Castellana, Lavinia y Mantequerías Bravo en Madrid; El Corte Inglés Diagonal, Lafuente y Celler de Gelida en Barcelona.

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