Icon Sheene. 52 razones hechas moto para seguir adorando al legendario Barry Sheene
El mejor homenaje que se le puede hacer a un piloto legendario es construir una motocicleta como la Icon Sheene
Cualquier carretera del mundo. Imagínatela perdida entre montañas, o en el desierto, o al borde del mar, anocheciendo. En cualquier caso, dos motoristas se encuentran a unas decenas de metros en sentido contrario. Durante un par de segundos antes de cruzarse y seguir sus respectivos caminos, ambos pilotos sueltan su mano izquierda del manillar y hacen el signo de la victoria a modo de saludo. Lo sepan o no, cada vez que esto ocurre sobre el asfalto, además de saludarse en el peculiar «código de honor» motero, están rindiendo homenaje a una leyenda: Barry Sheene, el piloto británico campeón del mundo de 500 cc en 1976 y 1977, ganador de 23 grandes premios durante su carrera. Es posible que al ver estos números no os parezcan gran cosa para elevar a nadie a la categoría de mito, pero es que Sheene no fue grande sólo por sus victorias, si no por su forma de ser fuera de las carreras, siempre sonriente, animado. No era sólo que ganaba: era cómo lo hacía. Siempre que cruzaba el primero la línea de meta formaba con sus dedos la V de la victoria. La misma que todos los motoristas seguimos haciendo cada vez que nos cruzamos entre nosotros, en homenaje a Barry Sheen.
Pero un saludo, por muy universal que sea, no le parecía bastante homenaje a Andrew Morris, el fundador de Icon Motorcycles y amigo personal de Barry Sheene, así que decidió que debía construir una motocicleta a la altura de la leyenda que para él y muchos otros se había convertido el piloto londinense, muerto en Australia de un cáncer en el 2003 a los 52 años. Por supuesto, debía llevar un motor Suzuki, la marca con la que había conseguido sus mayores éxitos, incluidos los dos campeonatos mundiales. Y no uno cualquiera, si no un 1400 cc repotenciado a ni más ni menos que 250 CV, con un par máximo de 180 Nm mediante artilugios como un turbo, pistones Wiseco, cableado Motech Formula One o un doble refrigerador de aceite en aluminio. O sea, una bestialidad que habría encandilado a Barry como cualquiera de las motos que llevó en vida.
Y si el motor debía ser Suzuki, el número 7 que siempre llevó también debería estar presente, en este caso mediante el bordado de esa cifra en la piel Alcántara del sillín. La firma de Barry también irá en el manillar de cada una de las 52 unidades de la Icon, una por cada año de vida del londinense. 52 unidades que irán personalizadas en sus reglajes una por una, cada moto de acuerdo a las características y deseos de su comprador, que se llevará una de las motos de producción más potentes, una auténtica máquina de competición con carnet de calle. Si Barry Sheene observa las carreteras del mundo desde vaya a usted a saber donde, estoy seguro que esbozará una de sus sonrisas y volverá a alzar la V en sus dedos cuando cualquiera de esos 52 homenajes haga rugir su motor y comience a devorar el asfalto.
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