Bultaco Linx, para ir en moto mientras conduces un coche.
El Bultaco Linx tiene toda la emoción de una moto sobre las cuatro ruedas de un coche. Y nos gusta mucho la mezcla.
España no destaca precisamente por tener marcas legendarias asociadas al motor. Dentro de esa escasez histórica, Bultaco fue la excepción, todo un hito en la fabricación de motos desde que fue creada en 1958 hasta su cierre en 1983, convirtiéndose en ese periodo en una marca de referencia a nivel mundial. La recuperación de ese lugar histórico de la marca a través de la innovación en sus productos es el objetivo marcado por quienes la resucitaron hace apenas dos años, en 2014. Desde entonces hasta ahora, la nueva Bultaco ha lanzado dos nuevos y efectivamente innovadores vehículos, ambos de dos ruedas y propulsados únicamente por energía eléctrica: la Brinco, una moto-bike rompedora, con una gama que cubre desde el uso campero hasta el urbano, y la Rapitán, una moto eléctrica con una potencia de 40 kW y un par de 125 Nm, autonomía de hasta 200 km y un tiempo de recarga de tan sólo 1 h. en su modalidad rápida.
Pero si algo saben los nuevos propietarios de la marca española es que no pueden dejar de moverse si quieren obtener resultados. El siguiente paso en ese movimiento tiene ya nombre y presencia física: se llama Bultaco Linx y a pesar de llevar el nombre que lleva, no es una moto ni es eléctrico, es un biplaza deportivo de tan sólo 850 kg propulsado por un motor TSI Volkswagen capaz de llegar a los 280 km/h (y porque está limitado) y con una aceleración que le lleva a los 100 km/h en tan sólo 3,7 seg. Equipa un cambio de seis velocidades DSG de alta velocidad. Esa configuración y su diseño, claramente deportivo, es lo que le otorga una conducción y un uso casi, casi de motocicleta, como si la gente de Bultaco, a la hora de ponerse a diseñar un coche no pudieran traicionar completamente su espíritu motero.
No hay más que ver el Linx para querer conducirlo. Su diseño agresivo, ágil, dando toda la razón al nombre de lince, esconde un chasis de aluminio y una suspensión con amortiguadores regulables, así como unos frenos a la altura de lo que tienen que parar. Si lo que buscamos son las emociones de una moto al volante de un deportivo, el Linx es nuestro vehículo.